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“Aunque el mundo esté lleno de sufrimiento, también está lleno de superación”. – Helen Keller

Matutina de Adolescentes

«Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito»

Romanos 8:28

La pequeña Helen Keller se enfermó cuando tenía 19 meses. Cuando le bajó la fiebre, ya no podía ver ni oír. «Yo era demasiado joven para darme cuenta de lo que había sucedido», relató más adelante. «Cuando desperté y descubrí que todo estaba oscuro y en silencio, supongo que pensé que era de noche, y debí de haberme preguntado por qué el día tardaba tanto en llegar».

Al crecer, Helen cada vez se frustraba más en su mundo Oscuro, donde no podía hablar con nadie. Eso la hacía enojarse, y mordía y pateaba como un animal salvaje.

Cuando cumplió seis años, sus padres contrataron a una maestra que una vez había sido ciega. Anne Sullivan trató de enseñarle algunas palabras a Helen escribiendo letras en su mano. Helen no comprendió hasta que estuvieron al lado de la bomba de agua. Anne sostuvo la mano de Helen debajo del agua fresca. En la otra mano, deletreó a-g-u-a.

«De repente… el misterio del lenguaje me fue revelado», recordó después Helen. «Supe entonces que ‘a-g-u-a’ significaba la increíble frescura que fluía sobre mi mano». Por el resto del día, agotó a Anne demandando los nombres de objetos de toda la casa.

El mundo se abrió para Helen, y ella quería aprender todo de él. Anne le enseñó a leer libros en braille. Helen sentía que sus limitaciones quedaban atrás cuando leía un libro preferido. Con el tiempo, fue a la universidad y llegó a ser la primera persona ciega y sorda que se graduó con una licenciatura en humanidades.

Mientras estaba en la universidad, escribió sus experiencias y publicó un libro que llegó a ser un éxito de ventas. La gente quería conocerla y la invitaba a dar charlas. Helen usó su fama para concientizar a las personas sobre las luchas de los ciegos. Se reunió con presidentes y convenció a oficiales del gobierno a crear programas para ayudar a personas con discapacidades.

Cuando Helen sufrió la pérdida de la vista y la audición, nadie podía imaginar que llegaría a experimentar fama y aventura mientras inspiraba a millones de personas a superar los obstáculos en la propia vida.