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Para que abras sus ojos

«Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados»

Hechos 26:18

Helen Keller, escritora y oradora estadounidense, a los 19 meses sufrió la perdío total de la visión y la audición. Su incapacidad para comunicarse desde temprana edad fue algo terriblemente duro para Helen y su familia. Cuando cumplió siete años, sus padres decidieron buscar una institutriz, una joven especialista, Annie Sullivan, que se encargó de su formación y logró un avance en la educación especial. Así, Helen logró graduarse y convertirse en una oradora y escritora muy reconocida.

Escribió 14 libros y publicó más de 475 artículos y ensayos. Las dificultades nunca fueron un obstáculo para que transmitiera sus mensajes positivos animando y motivando a tantas personas. Nunca es fácil llegar donde vale la pena llegar. Aun cuando los ojos y oídos físicos den estaban cerrados, sus ojos intelectuales, emocionales, espirituales, estaban ajen abiertos para percibir y valorar la vida y sus desafíos.

Como Pablo, todos somos llamados a abrir los ojos de la gente, a fin de que pueda pesar de las tinieblas a la luz, del poder del enemigo al poder de Dios, de la culpa al perdón, de esta vida limitada a la herencia eterna. Pablo sabía que el pecado había cegado los ojos espirituales de todos. Él mismo contó su testimonio que al encontrarse con Cristo pudo ver cosas que antes no era capaz de ver. Dejó de mirar hacia la tierra para mirar hacia el cielo; dejó de estar centrado en su yo, para centrarse en su Salvador.

Antes daba la espalda a la luz y caminaba ha-chala oscuridad y la muerte. Desde aquel encuentro, dio la espalda a las sombras, para caminar hacia la luz y la vida. «Únicamente aquellos que se dedican a servirle diciendo: ‘Heme aquí, envíame a al, para abrir los ojos de los ciegos, para apartar a los hombres ‘de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe […] perdón de pecados y herencia entre los santificados; solamente estos oran con sinceridad: «Venga tu reino» (La oración, p. 294).

No hay opción intermedia. Tan solo los que cada día renuevan su compromiso, oran, estudian la Biblia, testifican, se preparan y preparan a otros para el cielo, y los que por la gracia de Dios se dedican a «abrir los ojos» de los demás, son los que de verdad anhelan la segunda venida de Cristo. «Dios no manda a los pecadores a buscar una iglesia, ordena a la iglesia buscar a los pecadores» (Billy Graham).

Bruno Raso es un líder de destacada trayectoria, que ha servido como pastor distrital, administrador, evangelista y orador del programa "Reavivados por su Palabra". Actualmente se desempeña como vicepresidente de la División Sudamericana.