«Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios»
2 Corintios 5:20
UN EMBAJADOR ES el representante de un determinado país ante otro, o ante una organización internacional, con residencia en la capital del país extranjero. Hay cuatro categorías de funcionarios diplomáticos, y ser embajador corresponde a la categoría superior.
Entre los países con más embajadas en el mundo aparecen: Estados Unidos: 273; China: 268, Francia: 266, Rusia: 242; Japón: 229, Turquía: 229; Reino Unido; 225, Alemania: 224: Brasil: 221, España: 215.
Hay tres palabras hebreas que tienen el sentido de embajador: mensajero, enviado e intérprete. Pablo se presenta como el «embajador en cadenas” (Efe. 6:20), y considera que todos los creyentes hemos de ser embajadores también. Un embajador es un representante, un enviado y un intérprete de los intereses de la nación que representa
- La nación que representamos es el cielo.
- El Rey es nuestro Señor.
- La misión que tenemos encomendada es reconciliar y recuperar las relaciones amistosas que se volvieron enemigas por el pecado.
El embajador no tiene un mensaje o una misión propios. Tanto su mensaje como su misión le son concedidos por Aquel que lo comisiona y envía. Así que todo proviene de Dios. Él toma la iniciativa de salvación, envía a su Hijo, envía al Espíritu Santo, envía al embajador y produce el crecimiento y los frutos.
Esta reconciliación tiene tres tiempos:
- Pasado: Hemos sido reconciliados por la muerte sustitutoria de Cristo.
- Presente: Somos reconciliados por la mediación de Cristo.
- Futuro: Seremos reconciliados definitivamente en la venida del Señor.
¿Quiénes tienen la responsabilidad de proclamar este glorioso mensaje? Pablo enseña que todos los creyentes somos embajadores, portavoces del Rey de reyes. En este momento tenemos embajadas» del cielo -lugares de reunión o templos- en 212 de los 235 países del mundo, para alcanzar a 7.320 millones de habitantes, y no tenemos embajadas en 23 países, que suman 215 millones de habitantes. Así que, a cada cristiano, como embajador, nos queda mucho trabajo por hacer como representantes del Rey de reyes.
En breve, el definitivo reino será establecido. Todos los fieles embajadores en la tierra serán nombrados en el cielo embajadores perpetuos. Es hora de dejar de dormitar en el granero. Hay que levantarse para la cosecha,
«Agradecidos de que el Señor nos eligió el para la salvación porque nosotros nunca lo habríamos elegido a él» (Spurgeon).