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Solidarios y sensibles

«Porque, en las grandes tribulaciones con que han sido probadas, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad»

2 Corintios 8:2

EN 2 Corintios 8 el apóstol Pablo anima a los santos a contribuir para los pobres de Jerusalén; de esta manera demuestra lo importante que es ayudar a los necesitados.
Para motivarlos, reconoce una ayuda anterior y cita el ejemplo de «Nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos» (vers. 9).

Además, el apóstol recomienda a la iglesia a su amigo Tito (vers. 6), joven ministro y compañero en la lucha por la expansión del evangelio. Dos grandes enseñanzas se destacan en este capítulo: Solidaridad. Cuando alguien está en necesidad, la iglesia local deberia unirse para ayudar. No debemos esperar que el gobierno u otros organismos, o «la organización» ofrezcan ayuda; las personas más próximas a quien está necesitado deben poner de manifiesto su apoyo solidario.

Sensibilidad. La de Pablo con Tito, al que reconoce y recomienda como fiel colaborador. La solidaridad es adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles. La solidaridad nace en el corazón de Dios, quien “se despojó a sí mismo» (Fil. 2:7) y demostró su amor descendiendo, poniéndose a nuestra altura y ofreciendo su vida para saldar nuestra deuda. El colocó su riqueza para que… nosotros, siendo pobres, podamos ser «enriquecidos» (2 Cor. 8:9). En nuestro trato diario perdemos mucho por la falta de solidaridad. Algunos quedan encerrados en su propio egoismo sin parar mientes a las necesidades del prójimo, y de esa manera no cumplimos ni la misión ni el ejemplo que el Señor nos ha dejado.

Si Dios es nuestro Padre, somos hermanos y dependemos unos de otros para ser felices. «El que trata de transformar a la humanidad, debe comprender a la humanidad. Solo por la solidaridad, la fe y el amor pueden ser alcanzados y elevados los seres humanos. En esto, Cristo se revela como el Maestro de los maestros de todos los que alguna vez vivieran en la tierra, únicamente el posee una perfecta comprensión del alma humana” (Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 84).

Ayudar a las personas necesitadas no es una opción, sino un estilo de vida de quien ha aprendido que todos los bienes y las oportunidades que tenemos deben servir para ayudar a quien necesita. Porque «el propósito de la vida humana es servir y mostrar compasión y voluntad de ayudar a los demás» (Albert Schweitzer).

Bruno Raso es un líder de destacada trayectoria, que ha servido como pastor distrital, administrador, evangelista y orador del programa "Reavivados por su Palabra". Actualmente se desempeña como vicepresidente de la División Sudamericana.