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La oración de un prisionero

“Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de el; que él alumbre los ojos de vuestro entendimiento, para que sepais cuál es la esperanza a que el os ha llamado, cuales las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”

Efesios 1:17-18

PABLO ORA DESDE la cárcel y, desde allí, no pide por nada material, ni personal… Ora por los hermanos y la misión:

  1. Que conozcan a Dios. Este es el mayor y más elevado de los conocimientos. El rechazo del conocimiento de Dios ha llevado al mundo a la corrupción que sufrimos. A la gente no le interesa conocer a Dios como Creador, Sustentador y Redentor, y mucho menos quiere conocerlo como Padre y amigo. El conocimiento que necesitamos no es el teórico, sino el que mantiene un vínculo de contacto y confianza. Necesitamos una experiencia vital con Dios.
  2. Que conozcan el llamamiento de Dios. Pablo decía que había sido llamado por la gracia de Dios para anunciar esa gracia a los demás. No somos llamados por nuestras calificaciones, atributos, currículum o experiencia, sino por la divina gracia. Perdidos no teníamos esperanza, ahora tenemos la esperanza de nuestro llamamiento, que es una fuerza activa que nos lleva a la pureza, a la obediencia y a la fidelidad, que van fortaleciéndose dia a día.
  3. Que conozcan las riquezas de Dios. No se trata aquí de la riqueza de Cristo, sino nosotros siendo parte de las riquezas de Dios. Es asombroso que Dios nos vea así. Porque él no mira nuestro pasado, sino nuestro futuro. No mira lo que somos, sino lo que podemos llegar a ser transformados por su gracia.
  4. Que conozcan el poder de Dios. Al declararnos su herencia nos ha mostrado su amor y al prometer un futuro ha fortalecido nuestra esperanza. Así, nos concede la plenitud de su poder para ser victoriosos. Tener riqueza sin fuerzas es insuficiente.

Que Dios fortalezca hoy tu mano débil y temblorosa que se extiende llena de esperanza en dirección a su riqueza. ¿Te sientes indigno? Apodérate de su dignidad. ¿Te sientes culpable? Apodérate de su perdón.

¿Te sientes impuro? Apodérate de su pureza. ¿Eres frágil? Apodérate de su poder. “El alma tiene un valor infinito, que no puede estimarse sino por el precio pagado por su rescate: el Calvario, ¡El Calvario! ¡El Calvario explicará el verdadero valor del alma!» (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 323).

Bruno Raso es un líder de destacada trayectoria, que ha servido como pastor distrital, administrador, evangelista y orador del programa "Reavivados por su Palabra". Actualmente se desempeña como vicepresidente de la División Sudamericana.