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Sé prudente

“Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel”

Génesis 39:21

Evelyn Sayler, aficionada a la horticultura, escribió un artículo acerca de los diferentes tipos de flores. Dedicada a plantarlas y observarlas, notó que algunas necesitaban condiciones climáticas muy específicas que ella no podía proveer, y optó por plantar algunas que no presentaban mayores dificultades para crecer “felices” en cualquier circunstancia.

Ella comparó a las personas con las flores. Algunas personas son hermosas y encantadoras cuando están cómodas y todos les dan lo que necesitan. Suelen quejarse cuando las cosas no funcionan o cuando no son tratadas como quisieran.

Por otro lado, hay personas que, por naturaleza, son felices y agradables; siempre se las ve bien, sin importar dónde hayan sido plantadas. A todos les encanta estar con estas personas, aunque al principio no parezcan tan lindas por fuera. Las personas estables son las amistades que perduran, incluso cuando no están pasando por circunstancias placenteras.

Las personas son plantadas en diferentes entornos. Algunas crecen con padres cristianos amorosos que las cuidan. Otros crecen en una pequeña e incómoda grieta en el cemento. Su ambiente es hostil, pero crecen y se desarrollan a pesar de todo.

¿Y Jesús? Jesús fue plantado en una ciudad impía, pero creció en un hogar piadoso. A pesar de la pobreza y las dificultades en toda su vida, floreció como la rosa de Sarón o el lirio de los valles. Si queremos ser como Jesús, también debemos aprender a crecer donde estamos.

José comenzó su vida en un ambiente bien cuidado, como de invernadero, pero luego fue trasplantado a la intemperie de Egipto, y luego desarraigado fuertemente otra vez para ser llevado a prisión.

“Al principio, José fue tratado con gran severidad por sus carceleros. […] Pero el verdadero carácter de José resplandeció, aun en la oscuridad del calabozo. Mantuvo firmes su fe y su paciencia; los años de su servicio fiel habían sido compensados del modo más cruel; no obstante, eso no lo volvió sombrío ni desconfiado. […] Encontró una obra que hacer, aun en la prisión” (Patriarcas y profetas, p. 218).

Así como Jesús logró llevar tantos frutos con su vida a pesar de todo, y así como José logró sortear las circunstancias más adversas, nosotros podemos hoy elegir ser ese tipo de personas.

Erna Alvarado Poblete es licenciada en Pedagogía y Psicología educativa; tiene un máster en Relaciones familiares y estudios de postgrado en Desarrollo humano. Es conferencista y autora de varios libros, entre ellos Reflexiones para la mujer, de este mismo sello editorial. Aunque nacida en Chile, lleva cuarenta años viviendo en México.