Versículo para hoy:
Habló, y vinieron enjambres de moscas y piojos en todo su territorio.
Salmos 105: 31 RV95
-¡MAMÁ, yo creo que tengo una enfermedad en la cabeza! -exclamó Edgar, rascándosela muy fuerte con sus uñas. -¿Por qué, hijo? – respondió la mamá. -Porque me pica mucho. ¡No aguanto mamá! –insistió Edgar.
La mamá revisó su cabeza y vio unos pequeños insectos en ella. En el momento, la mamá le quitó los piojitos que ya habían ocasionado daño. Compraron un champú especial y quitaron lo demás.
¿Te has imaginado lo que pasaron los egipcios y sus animales con la plaga de los piojos? Dios quería que el Faraón dejara salir a su pueblo y este se rehusaba a dejarlos libres.
Cuando pienso en esta historia de la Biblia, me imagino que los piojos son como los malos hábitos que a veces tenemos. Creemos que nadie se dará cuenta de que los hacemos porque son, para nosotros, insignificantes, pero después nos perjudican. Si los dejamos crecer, se convierten en nuestros propios enemigos, destruyéndonos y haciéndonos sentir infelices.
No olvides que el tratamiento para eso es que cada día estudies la Palabra de Jesús, te comuniques con él, cantes y compartas a otros del amor de Jesús. De esta manera estás aplicando el tratamiento especial para que los piojitos salgan de tu vida.
Oremos: «Querido Jesús, ayúdame a sacar los hábitos malos que tengo en mi vida. Deseo que tú seas el único tratamiento que puedo ponerme. Amén».
