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Reciban el reino

Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo.

Mateo 25:34, DHH.

Jesús comenzó su ministerio terrenal anunciando: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!” (Mar. 1:15). En el Sermón del Monte nos invitó a ser considerados grandes “en el reino de los cielos” (Mat. 5:19) y más adelante dijo que si no somos como niños no entraremos en ese reino (ver Mat. 18:3).

Era una prioridad para el Maestro enseñar sobre el reino de los cielos. Sin embargo, un vistazo rápido a los Evangelios nos hará darnos cuenta de que la proclamación que el Hijo de Dios hizo del reino de los cielos se centró en atender las necesidades de la gente.

El anuncio del reino celestial estuvo marcado por el alivio físico, emocional y espiritual de la gente que vive en la tierra. El reino llegó por medio de la fuerza de su mensaje y de sus acciones. En otras palabras, la proclama del reino de los cielos conllevaba un acercamiento a los hombres y mujeres terrenales. Jesús demostró que creía en el cielo transformando la tierra.

C. S. Lewis declaró que tener la esperanza en el más allá “no significa que debemos dejar el mundo tal como está. Si leemos la historia veremos que los cristianos que más hicieron por este mundo fueron aquellos que pensaron más en el otro.

Los apóstoles mismos, que iniciaron a pie la conversión del Imperio Romano… los evangélicos ingleses, que abolieron el mercado de esclavos, todos ellos dejaron su marca sobre la tierra, precisamente porque sus mentes estaban ocupadas en el cielo”.108

Los que queremos irnos de este planeta hemos de recordar que “tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar designado en la tierra donde hemos de trabajar para Dios” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 262).

Los que dan de su ropa para vestir al que no tiene; los que abren sus despensas para alimentar al que está en necesidad; los que comparten un vaso de agua con un corazón sediento, esos son los que verán el cumplimiento de la promesa: “Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo” (Mat. 25:34, DHH).

108 C. S. Lewis, Mero cristianismo (Nueva York: Harper Collins, 1995), p. 146.

J. Vladimir Polanco se ha desempeñado como pastor, profesor de teología y editor. Es el Editor de Publicaciones Teológicas de IADPA y director de la revista misionera "Prioridades", publicada mensualmente en cinco idiomas. El es el autor de varios libros.