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Como espantapájaros

Los ídolos parecen espantapájaros en un cultivo de melones. No pueden hablar y tienen que cargarlos porque no pueden caminar. Así que no les tengan miedo a esos ídolos, pues no les pueden hacer ningún mal; ¡y mucho menos les podrán hacer algún bien!

Jeremías 10:5, PDT.

¿Has leído alguna vez el horóscopo? Hay quienes no salen de su casa sin consultar el mensaje de los astros para ellos. ¿De dónde viene la creencia en la carta astral, la atracción zodiacal, el horóscopo? La idolatría y la astrología tienen el mismo origen.

Los pueblos paganos hacían figuras de lo que veían alrededor y las constituían en dioses. Hacían cálculos astrológicos basados en fenómenos celestes como los eclipses y las apariciones de cometas, concluyendo que tales fenómenos indicaban la suerte o el destino del individuo y de la nación.

Reverenciaban esos fenómenos basados en el miedo de ser castigados y la esperanza de que les hicieran algún favor. Jeremías les recordó que tales dioses no tenían poder para ayudar ni para lastimar; eran inertes como espantapájaros colocados en los sembrados para ahuyentar las aves.

Dios enfatizó: “No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman” (Jer. 10:2). Los israelitas debían mantenerse fieles a Jehová de los ejércitos y a la advertencia: “No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas” (Éxo. 23:24).

El rey Josías, contemporáneo de Jeremías, realizó una reforma: “Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos” (2 Rey. 23:5).

“Los magos de los tiempos paganos tienen su contraparte en los médiums espiritistas, los clarividentes y los adivinos de hoy día. […] Si se descorriera el velo ante nuestros ojos, podríamos ver a los ángeles malignos empleando todas sus artes para engañar y destruir.

Dondequiera se ejerce una influencia para inducir a los hombres a olvidar a Dios, está Satanás ejerciendo su poder hechicero. Cuando los hombres se entregan a su influencia, antes que se den cuenta, la mente se confunde y el alma se contamina” (HAp, p. 235).

Habla directamente con el Creador de los astros y planetas, y experimenta su poder.

ARSENIA FERNÁNDEZ-UCKELE es teóloga, educadora, especialista en familia y desarrollo infantil. Ha sido misionera en África, Cuba, Argentina, Venezuela y Colombia. Actualmente se desempeña como profesora de castellano en Toledo, Ohio. Es anciana y tesorera de su iglesia local. En su tiempo libre graba programas para la televisora local en Estados Unidos, Venezuela y varias emisoras cristianas. Predica y presenta seminarios en reuniones de damas.