No es que el Señor se tarde en cumplir su promesa, como algunos suponen, sino que tiene paciencia con ustedes, pues no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios.
2 Pedro 3:9.
Si alguna vez viajaste en avión o llevaste a alguien al aeropuerto, sabes que debes llegar temprano. Las aerolíneas indican dos horas de anticipación para vuelos dentro del país, y este tiempo debe ser aún mayor en el caso de vuelos internacionales.
Todos estos cuidados se toman porque nadie quiere quedarse afuera. Después de comprar el pasaje, arreglarte y disponer todo, no embarcar sería una lástima. Pero a veces esto sucede. Y solo aquellos que han perdido un vuelo conocen la sensación.
No hay manera de solucionarlo. De nada sirve hablar con los asistentes, apelar al mostrador de Información… ¡Nada! La tripulación no espera a que llegues. Si llegaste tarde y perdiste tu vuelo, tendrás que volar en otro momento.
Pronto haremos un viaje inolvidable a nuestro hogar celestial. Dios nos ha hecho la promesa de que un día viviremos con él en el cielo.
Él ha prometido que Jesús vendrá por nosotros. Nuestra espera llegará a su fin. ¿Crees que está tardando demasiado?
¿Alguna vez has dudado de que él cumplirá lo que prometió? El versículo de hoy explica que Jesús no se demora; de hecho, él está esperando a aquellos que aún no están listos para viajar.
No quiere que nadie se quede afuera. Con paciencia y amor, él espera que tengas todo listo para el gran día. ¿Cuánto tiempo falta? Solo Dios sabe. ¡Pero debes estar listo!