En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Génesis 1:1.
No había nada, y repentinamente surgieron mundos. ¡Menuda sorpresa! La Biblia comienza con un relato de poder que se ha transmitido de generación en generación. Nuestra sociedad se divide entre aquellos que creen que es una simple ficción y los que sostenemos que es historia real, y quizá por ello nos encontremos ante uno de los textos más estudiados de la humanidad.
Desde la primera palabra, la cosa parece complicarse, y mirándolo creativamente, es grandiosa. “En el principio creó Dios” es una frase sumamente interesante en el original hebreo y suscita reflexiones muy actuales. Para empezar, el término “en el principio”, en su interior, esconde algo más que una referencia de tiempo.
Se vincula tan estrechamente con “creó” que podríamos llegar a traducirlo como “en el principio del crear de Dios”. Eso quiere decir que Dios no solo creó en un momento dado sino además que crear forma parte de su naturaleza. No vive de un hecho del pasado, continúa su actividad. Sigue creando.
Además, las palabras están en un orden alterado. Lo normal es que dijese “Dios creó en el principio”, pero no es así. ¿Cómo explicar ese cambio? R. Ben Azzay lo atribuía a la naturaleza de Dios: “Ven y observa la humildad del Santo, bendito sea.
Un rey de carne y hueso menciona su nombre y, después, lo que ha hecho. No hace así el Santo, bendito sea, sino que menciona sus obras y, después, hace referencia a su nombre”. Es increíble, un Dios omnipotente que no se jacta de ello.
Antony Flew fue ateo desde los 15 hasta los 81 años; uno de los más relevantes y activos del siglo XX. Analizando la teoría del Big Bang y del origen del universo, encontró las evidencias para creer en Dios.
En su libro Existe Dios, indica: “¿Por qué creo ahora esto, después de haber expuesto y defendido el ateísmo durante más de medio siglo? La breve respuesta es la siguiente: tal es la imagen del mundo que, en mi opinión, ha emergido de la ciencia moderna”.
El crear de Dios, visto en sus obras, nos proporcionó un espacio y un tiempo; ahora, aporta evidencias de su existencia, y de forma personal nos renueva y revitaliza cada día.
Mira por dónde: a Dios le gusta crear y por esa razón estamos aquí. Jehová es agente de acción y anhela que seamos semejantes a él.
Hoy tenemos ante nosotros la posibilidad de imitarlo, de aprovechar la oportunidad de la vida para mejorar este mundo, para crear entornos de felicidad. Ni lo dudes: comienza. Será tu Big Bang.