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‘Ho’oponopono’

Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

1 Pedro 1:16.

La verdadera solemnidad es mucho más que seriedad, caras largas y rostros cejijuntos; surge del respeto sincero, transparente, y de la admiración profunda hacia Dios. La verdadera santidad no es misticismo, caras lánguidas y rostros traspuestos; surge de la construcción de un carácter bajo la dirección del Espíritu.

No es nada complicado, porque Dios es santo y sabemos dónde mirar para ser santos. La solemnidad y la santidad se desarrollan contemplando a Dios y actuando en los demás. No sirve demasiado que hablemos como los mismísimos ángeles, si no tenemos amor con nuestra gente, porque la santidad empieza en casa.

En Hawái, desde hace miles de años se practica una técnica que ayuda a que las personas se lleven bien, sobre todo en las familias.

Se llama ho’oponopono y consiste en emplear cuatro frases para mejorar las relaciones. Son frases sencillas que, sin embargo, construyen estructuras saludables:

  1. “Lo siento”. Equivocarse es fácil, hasta la persona más apacible del mundo tiene un mal día. Pedir disculpas, en ocasiones, cuesta más. Quizá sea por cuestiones de orgullo, pero nuestro ego quiere tener razón siempre; o por vergüenza, pero no damos el simple paso que lo inicia todo. “Lo siento” es mucho más que reconocimiento de una culpa, es tristeza porque nuestras acciones han hecho daño. Ese sentimiento nos expone, nos hace débiles, pero a su vez, permite que crezcamos y mejoremos.
  2. “Perdóname”. Pedir perdón es entregarte a la gracia del otro. Solo el verdadero arrepentimiento se atreve a dar ese paso. No hablamos del perdón dicharachero y facilón que se ha vaciado de contenido, sino del perdón perdón. No se sabe muy bien por qué, pero se nota cuando no es real. Pedir perdón es uno de los grandes inventos de Dios porque nos hace dependientes del otro. Dependientes para esperar y dependientes para dar. Nos hace humanos.
  3. “¡Gracias!” Dar las gracias es mucho más que una fórmula de cortesía, es la clave para ponerse en el lugar del otro y en el esfuerzo que realiza por nosotros. Ser agradecido es ser consciente de cómo funcionan las cosas. Dar las gracias es una vía sencilla para comprender la Gracia.
  4. “Te amo”. El sentimiento más profundo que podemos expresar es el amor. Decir a alguien que lo amamos es añadir un eslabón más a la cadena que une el Universo. Amar es lo que más nos acerca a Dios, lo que más nos convierte en santos. Amar es vivir la religión.
    El nombre hawaiano es raro, pero la técnica es bien sencilla. Te animo a practicarla. Te animo, con toda solemnidad, a ser santo.

Víctor M. Armenteros es doctor en Filología Semítica por la Universidad de Granada y doctor en Teología (Antiguo Testamento) por la Universidad Adventista del Plata (Argentina). Durante más de una década ha sido profesor de Sagrada Escritura y Lenguas Bíblicas en el Seminario Adventista de España. Actualmente comparte la docencia con la gestión, al ejercer como director de los estudios de posgrado de la Universidad Adventista del Plata y de la sede austral (Argentina, Paraguay y Uruguay) del Seminario Adventista Latinoamericano. Es miembro de la Asociación Española de Estudios Hebreos y Judíos. Ha colaborado como traductor en la Biblia Traducción Interconfesional y forma parte del equipo editorial de la revista DavarLogos. Es, a su vez, autor de diversos artículos sobre escritos bíblicos y literatura rabínica.