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Recordaré el gran amor del Señor

Recordaré el gran amor del Señor, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel!

Isaías 63:7, NVI.

¿Cómo era la vida en los campos de concentración nazis? La respuesta dependerá de la persona a quién le preguntes. Pero dejemos que sea la polaca Gerda Weissmann Klein, que estuvo en el campo de Gross-Rosen, la que nos responda.

Dice la señora Gerda que “la mayoría de las personas cree que los campos de concentración eran como fosos de serpientes; que la gente pisaba a los demás para sobrevivir. No fue así.

Había amabilidad y comprensión”. Y para comprobar sus palabras nos cuenta lo que hizo Ilse, su amiga de infancia. Un día Ilse encontró una frambuesa en el campo de concentración y la guardó llevándola todo el día consigo con un solo objetivo: regalársela a su amiga Gerda.

Entonces, concluye Gerda, “esos son los momentos que deseo recordar. Mucha gente se comportó noblemente bajo circunstancias inenarrables”.200

Nuestra naturaleza nos empuja a llenar el corazón con los recuerdos amargos de nuestras experiencias más dolorosas. Y sí, el mundo en que vivimos está lleno de razones que podrían justificar tal actitud, sin embargo, la propuesta de Gerda Weissmann Klein rebosa de sabiduría: vamos a recordar lo bueno que nos ha pasado.

Eso fue lo que hizo el profeta Isaías: “Recordaré el gran amor del Señor, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel!” (Isa. 63:7, NVI).

Cuando el pesar y la tristeza quieran nublar su alma, fije su atención en “las maravillas que [el Señor] ha realizado, sus señales, y los decretos que ha emitido” (Sal. 105:5, NVI).
Mucha razón tuvo Elena de White cuando escribió: “El mundo, aunque caído, no es todo tristeza y miseria.

En la naturaleza misma hay mensajes de esperanza y consuelo. Hay flores en los cardos, y las espinas están cubiertas de rosas” (El camino a Cristo, p. 8).

¿Cuáles son esas acciones que demuestran que en nuestra vida todavía hay más cielo azul que nubes negras? Hoy vamos a prometerle al Señor que no nos abrumaremos por la maldad del mundo, sino que recordaremos su amor por nosotros.

200 Grandeza para cada día (Nashville, Tennesse: Grupo Nelson, 2008), p. 359.

J. Vladimir Polanco se ha desempeñado como pastor, profesor de teología y editor. Es el Editor de Publicaciones Teológicas de IADPA y director de la revista misionera "Prioridades", publicada mensualmente en cinco idiomas. El es el autor de varios libros.