Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Hebreos 10:23.
Una de las características principales del cristiano es que profesa la esperanza. Poca gente como alguien que sigue a Jesús debiera ser tan conocedora de esa virtud. Es más, tendríamos que ser verdaderos especialistas en el tema porque este mundo necesita tantos esperanzadores como médicos, políticos o maestros.
No es una profesión categorizada como tal, pero debiera serlo. Un esperanzador puede cambiar la vida de una persona proporcionándole la visión adecuada de la existencia. Conoces la esperanza de Jesús,
¿te gustaría ser esperanzador? Pues, si deseas ser de aquellos que anhelan trasladar la perspectiva divina a otras personas, considera desarrollar las siguientes destrezas:
- Vive personalmente la esperanza. Es muy difícil compartir algo que no se tiene, y mucho menos cuando hablamos de virtudes. ¿Tienes claro el horizonte de un cristiano? ¿Has decidido vivir cada día como si ya te encontrases ante la eternidad? ¿Disfrutas de las promesas hechas por Jesús y confías en él plenamente? Ojalá que sí.
- Aprende a ver lo positivo de cada persona y de cada momento. Un esperanzador no solo habla de la eternidad como algo temporal, también se preocupa por encontrar lo mejor de cada persona y de cada circunstancia. Lo mejor de cada persona, porque es la semilla de lo que será en el futuro. Lo mejor de cada circunstancia, porque será lo único que merezca la pena recordar. Ver lo positivo en los demás no solo te mejora como profesional de la esperanza sino, además, te mejora como persona. ¿Deseas ver en positivo? Ojalá que sí.
- Establece relaciones. Las relaciones son mucho más que conexión, son comunicación (diálogo, intercambio) y compromiso (interés, responsabilidad). Un esperanzador nunca impone, pero es sumamente creativo proponiendo vínculos. Un esperanzador no busca su reconocimiento, sino que la persona se encuentre con el Dios de las oportunidades y las promesas. ¿Quieres sumar vínculos? Ojalá que sí.
- Un esperanzador siempre mira al frente. No seremos buenos esperanzadores si nos atamos a los recuerdos del pasado. El pasado debe proyectarnos a un presente consciente y a un futuro anhelante. Nuestra forma de ver la vida puede ayudar a otros a mirar en el mismo sentido. ¿Anhelas que tu mirada vaya más allá? Ojalá que sí.
Se te necesita como buen cristiano y esperanzador profesional. Si quieres trabajo en ello, empezamos hoy mismo.