Los chismes son como golosinas, pero calan hasta lo más profundo.
Proverbios 18:8
¿Te gustan las golosinas? Estoy casi seguro de que sí. En el versículo de hoy, el sabio Salomón compara los chismes con las golosinas. En otro pasaje el proverbista dice: “Sin leña se apaga el fuego, y sin chismes se acaba el pleito” (Prov. 26:20). Es decir, lo único que hacen los chismes es generar conflictos y peleas.
Volviendo a las golosinas, ¿sabías que son adictivas? Cuantas más comas, más te gustarán y querrás más. Lo mismo ocurre con los chismes, el chismoso es adicto a los chismes como si fueran “golosinas”. Pero alguien chismoso, que escucha o esparce información falsa o verdadera de otra persona no puede ser un buen amigo, porque no es leal.
En una ocasión le preguntaron a un hombre muy sabio: “¿Por qué quieres tanto a tu perro? Seguro es por su lealtad, ¿verdad?”. El hombre respondió: “Sí, claro. Pero, además, porque mi perro mueve su cola en señal de amistad y nunca mueve su lengua como muestra de lealtad”.
Desde la época de Moisés, Dios aconseja: “No andes con chismes entre tu gente” (Lev. 19:16). Ahora bien, el chismoso tiene sus “razones” para actuar así: por lo general, tiene tiempo libre; pretende demostrar que todo lo sabe; y actúa como un juez, pues cree saber qué es lo mejor o peor para la persona de quien se habla; en consecuencia, el chismoso puede llegar a separar a los mejores amigos (16:28).
Dios desea que te comportes con sensatez. Así que, cuando alguien te diga: “Tengo algo que contarte de cierta persona”, lo mejor que puedes hacer es ignorar esa información y no esparcirla contándoselo a otros. Así evitarás muchos problemas y no harás daño a nadie. Ora para que Dios te ayude a actuar sabiamente ante los chismes.