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Mensaje al cielo

El que da testimonio de estas cosas dice: “Ciertamente vengo en breve”. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

Apocalipsis 22:20.

El 17 de agosto de 2016, Linus y Sabina Jack salieron de la isla de Weno, en Micronesia, con destino a la isla de Tamatam. Apenas llevaban suministros y no contaban con un equipo de emergencia.

Y se perdieron. Fueron a parar a la isla de Fayu, relativamente cerca de Hawái. ¿Qué podían hacer? No tenían medios de comunicación, así que, escribieron un enorme “SOS” en la arena de la playa. El 25 de agosto, un avión de la Marina de los Estados Unidos divisó el texto y procedió al rescate.

Y me parece que esta historia es todo un símbolo. ¿Qué mensajes enviamos al cielo? Un ejemplo de estos mensajes son las líneas de Nazca, en Perú. Se pueden, solo desde una altura considerable, observar imágenes de monos, arañas, pájaros, flores, y una extraña figura conocida como “el astronauta”.

¿Por qué se representaban esas figuras? María Reiche, una notable estudiosa del tema, sostenía que eran calendarios astronómicos. Por ejemplo, hay un pájaro gigante cuyo pico señala el lugar exacto por donde el sol sale en el solsticio de invierno. Tony Morrison dice que eran templos al aire libre, y que las líneas eran senderos. Sea como fuere, querían dar un mensaje al cielo que hablaba de su identidad.

Hoy, gracias a Google Maps podemos contemplar otros mensajes que hablan de otras identidades. Si buscas Tacna, también en Perú, junto al cuartel militar Gregorio Albarracín, verás símbolos y signos militares. En Ciudad Juárez (México) se puede observar un inmenso caballo en una montaña, lo que nos habla de la pasión de sus habitantes por los equinos.

Las Palm Islands, en Dubái, son tres gigantescas islas artificiales que hablan mucho del lujo y la riqueza del lugar. Sobrevolar la ciudad de La Plata, en Argentina, es comprender que su urbanización fue diseñada por masones. Mensajes al cielo que hablaban de una identidad. A mi parecer, muchos “SOS”, muchas peticiones de salvación.

Si pudiéramos, ¿cuál sería nuestro mensaje al cielo? En 2011, construyendo el nuevo templo de la Universidad Adventista del Plata, nos hicimos esa pregunta. ¿Cómo podríamos ofrecer un mensaje a todos los que nos ven desde arriba que mostrase nuestra identidad?

La respuesta solo podía ser una, el texto de Apocalipsis 22:20: “¡Ven, Señor Jesús!” Y así lo hicimos. Puedes leerlo en Google Maps frente a la entrada de la Iglesia de la Universidad.

Nuestra identidad no puede desprenderse de una promesa y un anhelo. La segunda venida de Jesús es nuestro mensaje al mundo y nuestro anhelo del cielo. ¡Ojalá sea pronto!

Víctor M. Armenteros es doctor en Filología Semítica por la Universidad de Granada y doctor en Teología (Antiguo Testamento) por la Universidad Adventista del Plata (Argentina). Durante más de una década ha sido profesor de Sagrada Escritura y Lenguas Bíblicas en el Seminario Adventista de España. Actualmente comparte la docencia con la gestión, al ejercer como director de los estudios de posgrado de la Universidad Adventista del Plata y de la sede austral (Argentina, Paraguay y Uruguay) del Seminario Adventista Latinoamericano. Es miembro de la Asociación Española de Estudios Hebreos y Judíos. Ha colaborado como traductor en la Biblia Traducción Interconfesional y forma parte del equipo editorial de la revista DavarLogos. Es, a su vez, autor de diversos artículos sobre escritos bíblicos y literatura rabínica.