De oídas te había conocido; pero ahora mis ojos te ven.
Job 42:5
Este será un año lleno de novedades y experiencia increíbles, que nos mostrarán cuanto nos ama Dios. Y no podría comenzar de una manera diferente. Así que, ¡manos a la obra!
Necesitarás a alguien que te ayude. Entrégale a esa persona un papel y un lapicero, y pídele que se coloque de espaldas hacia ti. A continuación, describe un objeto, y pídele a la persona que lo vaya dibujando de acuerdo con lo que tú le vas diciendo.
Recuerda: no puedes decirle cuál es el objeto, ni su función. Por ejemplo, puedes decirle: «dibuja la mitad superior de un círculo hacia abajo y, al final de la linea recta, haz una pequeña curva hacia arriba». ¿Logras imaginar un paraguas a partir de esa descripción? Ahora te toca a ti. Elige objetos más difíciles y observa los resultados.
¿Qué harías que esta actividad fuera más fácil? Sin duda, sería más sencilla si quienes dibujan pudieran ver por sí mismos los objetos. Pues bien, Job también reconoció la importancia de conocer a Dios a través de su propio punto de vista, y no solamente por el testimonio que oía de otras personas.
Puedes pasarte horas escuchando acerca de las maravillas que Dios ha hecho en la vida de quienes te rodean, sin nunca haber «visto a Dios» por ti mismo, ni haber tenido una conversación sincera con él.
En nuestra relación con Dios, así como también en otros aspectos de la vida, hay ciertas cosas que no podemos mercerizar.
No basta con escuchar lo que otros dicen; es necesario que experimentes por ti mismo la presencia De Dios y su constante acción en tu vida.
Que puedas experimentar cada uno de los días de este nuevo año con Dios. Que al leer estas reflexiones, puedas atesorar recuerdos de tu experiencia con él; recuerdos del tiempo que has pasado al lado del Creador de todas las cosas, de aquel que te ama y que desea que tu vida esté llena de experiencias increíbles.