Y sobre todas las cosas, cuida tu mente, porque ella es la fuente de la vida.
Salmo 119: 11, TLA.
Las murallas de Troya eran demasiado elevadas para los griegos, por lo que idearon un plan para capturar la ciudad. Construyeron un gran caballo de madera fuera de las murallas, el cual llamó la atención de los niños que estaban dentro de la ciudad.
Y, cuando llegó la noche, suplicaron a sus padres que lo llevaran dentro. El caballo fue llevado al interior de las murallas, sin saber que varios soldados enemigos estaban escondidos en su interior.
Durante la noche, los soldados salieron del caballo, mataron a los centinelas y abrieron las puertas de la ciudad para permitir la entrada del ejército. De este modo, la ciudad de Troya cayó en sus manos: no solo por un ejército que atacara desde afuera, sino más bien por la estrategia de los soldados que se habían infiltrado.
Y tú, ¿has dado cabida al enemigo en tu corazón? Tal vez lo dejaste entrar durante un momento de ocio o mientras pasabas un buen rato con tus amigos o familiares. No quiero que pienses que la vida se limita al trabajo o al formalismo, pero lo cierto es que en esos momentos de esparcimiento tendemos a bajar la guardia. Entonces, ocultando sus verdaderas intenciones, como un troyano, el enemigo se instala en nuestro sistema y lo infecta con el virus del pecado.
¿Por qué correr el riesgo de jugar con el enemigo si, en cambio, puedes estar a salvo con Jesús? La oración y el estudio de la Biblia son los medios celestiales para vencer la tentación. Al orar hablas con Dios, mientras que al estudiar su Palabra escuchas su voz. Esa dinámica de diálogo con Dios te dará las fuerzas para vencer.
En cierta ocasión, el enemigo quiso tentar a Jesús y desviarlo de su misión: «Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes» (Mateo 4: 3). Pero Jesús había llenado su mente con las palabras de su Padre: «Este es mi Hijo amado, a quien he elegido» (Mateo 3: 17), y estaba listo para vencer. Tres veces fue tentado y tres veces contestó con las Escrituras.
Fortalece hoy tu vida de oración y dedica tiempo diariamente al estudio de la Biblia, y tú también serás un vencedor.