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El denominador común

Matinal para Mujeres 2023

Un denominador común que nunca cambia es que todos necesitamos saber que lo que hacemos, lo que decimos y lo que somos importa.

Oprah Winfrey

En la tribu bemba de Sudáfrica, tienen una ceremonia maravillosa. Cuando una persona actúa irresponsable o injustamente, la sitúan en el centro del poblado, y todos los hombres, mujeres y niños forman un círculo alrededor. Entonces, uno a uno, comienzan a gritarle las cosas buenas que ha hecho.

Le recuerdan a viva voz sus virtudes, buenas obras, fortalezas y actos de generosidad. Y la ceremonia no termina hasta que cada uno ha hecho todos los comentarios positivos que pueda recordar sobre la persona en cuestión. Al final, se rompe el círculo tribal, y la persona es aceptada en la tribu.43

Qué forma tan poderosa de regular a alguien que se encuentra peligrosamente coqueteando con el mal. Está muy en sintonía con esta declaración del psiquiatra estadounidense Bruce Perry: “Sin una conexión con personas a quienes les importamos y que nos apoyan es casi imposible mantenernos alejados de alguna forma no sana de recompensa y regulación”.44

Y si esa conexión viene acompañada de palabras positivas y alentadoras, dichas con amor, tiene la capacidad de llegar al corazón del otro y transformarlo.

Una de las mejores formas de inspirar a alguien a aceptar el perdón de Cristo y de sus semejantes, dejando atrás todo sentimiento de culpa y vergüenza, es mediante palabras de afirmación y cariño. Palabras que acarician y bendicen; palabras que reconstruyen.

Lamentablemente, vivimos en una cultura parca en palabras de apoyo y abundante en palabras de descalificación. Es importante contrarrestar ese desequilibrio.

Nuestro Dios es un Dios de afirmación, cuyo amor se traduce en palabras que motivan. Por eso da a su pueblo mensajes como: “Yo sé todo lo que haces; conozco tu duro trabajo y tu constancia. […] Has sido constante, y has sufrido mucho por mi causa, sin cansarte” (Apoc. 2:2, 3).

“En la lengua hay poder de vida y muerte”, dice el libro de Proverbios (18:21, NVI). Usemos palabras de afirmación que levanten del polvo al hermano caído, volviéndolo a una vida digna y emocionalmente libre. Palabras que sean sinceras y que conduzcan a Dios, no al orgullo.

Palabras que sean como una caricia que dice “sana, sana, colita de rana”. Porque todos necesitamos sanar de alguna herida.

“Las palabras dulces son un panal de miel: endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas” (Prov. 16:24).

43 Tojo Thatchenkery, “Affirmation as intervention”, trabajo presentado en la Conferencia Internacional sobre el Lenguaje en el Desarrollo y la Gestión del Cambio Organizacional, 14 a 16 de mayo de 1999.
44 Bruce Perry, Oprah Winfrey, What happened to you (Nueva York: Flatiron Books, 2021), p. 66.

Mónica Díaz, es licenciada en Traducción por la Universidad de Vigo, España. Con más de dos décadas de experiencia en la edición de libros, actualmente es editora senior en IADPA. Le apasionan la teología, la psicología, la poesía y las relaciones humanas.