El vino hace insolente al hombre; las bebidas fuertes lo alborotan; bajo sus efectos nadie actúa sabiamente.
Proverbios 20: 1
El consumo de bebidas alcohólicas no ha sido una costumbre exclusiva de nuestra época en las primeras décadas del siglo XXI, sino que se remonta a tiempos inmemoriales, porque al principio producen alegría y desenfreno; pero después abruman al bebedor y lo hunden en un estado de estupor.
Belsasar, gobernante de Babilonia, poseía gran poder y riquezas, pero fue derrotado porque en su juventud hizo una elección errónea. Se aficionó a las bebidas embriagantes y a la vida licenciosa. En cierta ocasión, cuando era rey de Babilonia, su afán de popularidad lo indujo a preparar un gran banquete para los magnates de su imperio y sus esposas. Durante muchos días todos participaron de las bebidas embriagantes, hasta que se embotaron sus sentidos y fueron presa fácil de su enemigo.
En notable contraste con el licencioso Belsasar, resalta el abstemio Ciro. El historiador Jenofonte relata uno de los secretos del éxito de Ciro. Siendo joven fue a visitar a su abuelo, que era rey de Media. Preguntó si podía ser copero del rey y dar una sorpresa a su anciano abuelo. Se desempeñó tan bien que toda la corte quedó encantada con su actuación.
El abuelo, agradado con el joven Ciro, lo alabó por su ingenio. Sin embargo, hizo notar que el joven había fallado en algo muy importante. No había probado el vino como debe hacerlo todo copero digno de confianza. Ciro lo había omitido a propósito y enseguida le dijo a su abuelo que creía que el vino tenía veneno. Cuando el rey le preguntó por qué creía eso, Ciro replicó: «Hace pocos días observé que el rey bebía mucho vino y luego se portaba como necio. Cualquier bebida que produce ese efecto debe contener veneno. He decidido nunca probar una bebida envenenada» .
Nuestras mentes son un canal indispensable en nuestra comunión con Dios, por lo tanto, deberíamos procurar mantenernos sobrios y en nuestro sano juicio. Esto no significa que no podamos recrearnos sanamente, pero Dios sabe que seremos más felices y cometeremos muchos menos errores si evitamos el consumo de alcohol. Finalmente, la decisión es tuya, puedes ser como Belsasar o como el abstemio Ciro, ¿qué escoges?