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Para poder sentirme bien

Matinal para Mujeres 2023

Jamás un escupitajo puede herir el cuerpo. Se escupe para hacer daño en el alma.

Max Lucado.

¿Alguna vez te has descubierto a ti misma sintiéndote bien (satisfecha, aliviada, reconfortada) por haber hecho sentir mal a alguien? No hace falta que se lo confieses a nadie, pero sí es imperioso que no te engañes a ti misma. A ti tienes que decirte siempre la verdad o, de lo contrario, no habrá progreso espiritual.

La pregunta concreta sobre la cual quiero reflexionar esta mañana es: ¿Necesitas en ocasiones hacer sentir mal a alguien para poder sentirte bien tú?
Es increíble el tipo de cosas que pueden hacer sentir bien a un ser humano. Bien se sintieron los soldados armados que maltrataron y escupieron a un pacifista y desarmado Jesús. Bien se sintieron los “piadosos” fariseos que con impiedad llevaron a la muerte al Mesías.

Bien se sentían esas personas “religiosas” que creían avergonzar públicamente al Maestro por sus enseñanzas ofensivas. Todos consideraban que tenían motivos para crecerse viendo menguar a quien parecía ser la raíz de sus males. Pero sentirse grande a costa de hacer sentir pequeño a otro es una triste “grandeza”.

Con cada maltrato, con cada escupitajo, con cada burla, con cada vergüenza y cada agresión, no solo estaban hiriendo la reputación de él, también hacían un daño irreparable a sus propias almas.

¿No sería más interesante sentirse bien con el crecimiento espiritual de aquella persona cuya presencia nos molesta porque nos ha hecho un daño real o porque así lo percibimos a causa de nuestra propia manera de entender el mundo? Al fin y al cabo, solo saldrá de esa oscuridad que le lleva a herirnos cuando logre ver lo absurdo que es sentirse bien haciendo sentir mal a otro. Piénsalo.

“Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes” (Luc. 6:31). ¿Entendemos este versículo? Es un llamado a tomar la iniciativa; a ser las primeras en hacer por otros lo que queremos recibir, y a obtener satisfacción y felicidad de esta manera de vivir. ¿Y cómo queremos que los demás nos traten? Con integridad, con generosidad y con paciencia cuando cometemos un error.

¿Puede haber satisfacción cristiana ante un acto que implica daño al alma de otro ser humano y que a la vez nos deshumaniza a nosotras? Responde tú misma.

“Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo” (Efesios 4:31, 32).

Mónica Díaz, es licenciada en Traducción por la Universidad de Vigo, España. Con más de dos décadas de experiencia en la edición de libros, actualmente es editora senior en IADPA. Le apasionan la teología, la psicología, la poesía y las relaciones humanas.