Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Lucas 15: 7
Era Acción de Gracias y Jeannie miraba por la ventana, pensando en por qué dar las gracias, cuando vio a un perro. El animal era idéntico a su perro Oso, que había desaparecido hacía casi seis años. Así que Jeannie lo llamó este vino hacia ella. Entonces sus gritos de alegría atrajeron a toda la familia. ¡Era Oso!
Oso había desaparecido un mes después de que se mudaran a una nueva casa. Ocurrió una noche en que Jeannie lo dejó salir, pero no volvió como de costumbre. Jeannie lo estuvo esperando toda la noche con la esperanza de que regresara, pero nunca regresó.
La familia estaba muy triste. Pusieron carteles con la foto de Oso por todas partes y llamaron a la gente de su antiguo barrio. Publicaron anuncios en el periódico y visitaron refugios de animales, pero el perro que conocían desde que era un cachorro había desaparecido sin dejar rastro.
Ahora, de repente, seis años después, Oso había vuelto. La familia nunca supo qué le ocurrió a Oso durante esos seis años. Desde que volvió a casa, Oso se pasó un buen tiempo durmiendo y jugando con su familia.
En el libro de Lucas, Jesús contó tres historias sobre cosas que se habían perdido: una moneda, una oveja y un hijo. En cada una de ellas, hubo mucha alegría cuando alguien encontró lo que había perdido. ¡Imagina lo feliz que se siente Jesús cuando nos encuentra!