Nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; solo que él jamás pecó.
Hebreos 4:15
¿HAS OÍDO HABLAR ALGUNA VEZ DEL «EXPERIMENTO DEL malvavisco»? El investigador Walter Mischel decidió ofrecer a un grupo de niños la posibilidad de elegir entre comer un malvavisco inmediatamente o esperar un poco y poder comer más de uno algo más tarde.
El comportamiento de los niños fue observado durante el experimento y seguido durante años. El resultado fue que los que de niños fueron capaces de esperar, tuvieron más éxito en varios aspectos de la vida cuando fueron grandes.
¿Y tú? ¿Eres capaz de esperar y de analizar mejor las circunstancias antes de precipitarte a actuar? ¿O estás acostumbrado a actuar por impulso sin preocuparte por las consecuencias? Las actitudes inmediatistas pueden hacer mucho daño a nuestra vida espiritual.
Podemos sentirnos atraídos por la tentación y perder la noción de que resistir el mal siempre será mucho mejor. Jesús debería ser nuestro mayor ejemplo de resistencia. Al igual que nosotros, él pasó por todo tipo de tentaciones y, sin embargo, no cayó en pecado. ¿Qué lo mantuvo tan centrado en su objetivo? La comunión constante con Dios.
Cuando buscamos a Dios cada día, encontramos la fuerza necesaria para hacer su voluntad, y rechazamos cualquier ventaja momentánea que nos lleve a hacer el mal. NO CAMBIES UNA ETERNIDAD DE ALEGRÍAS POR UN MOMENTO DE PLACER QUE MÁS TARDE SOLO TE TRAERÁ TRISTEZA. Pide a Dios que te ayude a mantener principios firmes de conducta. Solo así recibirás la gran recompensa final.
DETENTE PIENSA REFLEXIONA ESPERA
