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Cuestión de enfoque

Pongamos toda nuestra atención en Jesús.

Hebreos 12: 2, TLA.

Hoy quiero hablarte de algunos de los personajes bíblicos más famosos y conocidos. Sus nombres son: Samúa, Safat, Igal, Palti, Gadi, Amiel, Setur, Nahbi y Geuel. ¿Qué dices? ¿¿Nunca habías escuchado estos nombres en la Biblia? ¡Me sorprende! Pues cuando Dios necesitó un grupo selecto con lo mejor de lo mejor del pueblo de Israel, estos fueron los seleccionados. ¿Por qué sus nombres hoy no significan nada para nosotros? La respuesta está en el enfoque que caracterizó sus vidas.

En Números 13, Dios les encargó una misión especial a estos personajes. Ellos debían 1) fijarse en cómo era el país, 2) si la gente que vive en él es fuerte o débil, 3) si son muchos o pocos», 4) si «sus ciudades están hechas de tiendas de campaña o si son fortificadas», 5) si la tierra es fértil o estéril y 6) traer algunos frutos de la región (Números 13:18-20).

Los versículos 27-29 del mismo capítulo señalan que los espías cumplieron al pie de la letra lo que se les había encomendado. Pero al presentar su informe se compararon con la tierra y con el pueblo que habían ido a espiar, y al hacerlo, se dieron cuenta de que parecían langostas al lado de los cananeos (Números 13: 33). No obstante, Josué y Caleb manifestaron una actitud completamente diferente: «A ellos no hay quien los proteja, mientras que nosotros tenemos de nuestra parte al Señor» (Números 14:9).

Ambos grupos contemplaron la misma tierra y enfrentaron a los mismos gigantes. Sin embargo, al llegar el momento de extraer conclusiones, los diez optaron por compararse con los gigantes, mientras que Josué y Caleb eligieron comparar a los gigantes con el Señor. Esta disparidad en el enfoque determinó la fatalidad para los primeros y la preservación de la vida para los segundos.

Hoy te planteo la pregunta: ¿Cuál es tu perspectiva al enfrentar la vida? ¿Te comparas con tus gigantes o los comparas a ellos con el Señor? Cuando nos medimos frente a los «gigantes» de la vida, nos sentimos diminutos como langostas; pero si decidimos comparar nuestros miedos y desafíos con el Señor, nos daremos cuenta de que son pan comido (Números 14:9).

El enfoque correcto explica por qué hoy nadie le pone «Setur» a su hijo, mientras que los Josué y los «Caleb» se cuentan por montones. Colócate hoy en las manos del Señor y mira la vida a través del lente de la fe y notarás la diferencia.