Pacientemente, esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Salmo 40:1, RV60.
Esperar con paciencia puede ser un reto, especialmente en nuestra era de «todo ya» y al instante. Pero el Salmo 40:1 nos lanza un desafío diferente: confiar en el tiempo de Dios y no en los resultados rápidos. Este versículo es como un recordatorio de que, aunque no veamos, la barra de carga completarse, algo grande se está descargando en segundo plano.
Piensa en Dios como un amigo que, aunque tenga la agenda a reventar, siempre se toma un tiempo para escucharte. No importa cuán ocupado esté, tú no eres una notificación silenciada. ¡Estás en su pantalla principal, y eso es lo máximo! Significa que cada vez que le cuentas algo a Dios, aunque no veas su respuesta de inmediato, está procesando tu petición, preparando algo que vale pena esperar.
Así que, cuando sientas que le mandas tus dudas y tus esperanzas a Dios y parece que se quedan en «visto», no te desanimes. Mantén la calma, sigue confiando, y recuerda que las mejores respuestas a menudo vienen después de una buena espera. Es como aguardar el estreno de tu serie favorita: sabes que valdrá la pena.
Entonces, ¿qué tienes que hacer? Seguir en contacto, mantener la línea abierta con Dios y esperar con confianza de que lo que viene va a estar a otro nivel. Es como cuando esperas que suene tu canción favorita en la fiesta: sabes que cuando llegue, todo el mundo va a saltar a la pista. Así que no pierdas la esperanza; recuerda que tener paciencia es más genial de lo que piensas. ¡Sigue firme, que las respuestas ya están en camino!
Oración: Ayúdame, Dios, a esperar pacientemente en ti, confiando en que tus planes son siempre buenos.