«¡Ananías! ¡Ananías!». «Señor, aquí estoy», respondió.
Hechos 9: 10
Hoy continuaremos contando la historia de cómo Saulo de Tarso recobró la vista. Y para eso tenemos que empezar hablando de Ananías, el cristiano de Damasco que estaba orando en su casa y Jesús le habló para que ayudara a Saulo.
Ananías llegó a una casa con las indicaciones que Jesús le había dado. Sí, Jesús le dijo la calle y la casa donde debía ir. Saulo estaba allí, orando. Se sentía arrepentido y triste.
Ananías, obediente a Dios, buscó a Pablo y le dijo: «Amigo Saulo, Jesús me mandó para que puedas ver de nuevo y para que recibas el Espíritu Santo».
¿Por qué Jesús envía a Ananías a orar por Saulo, si el mismo Jesús podía devolverle la vista solo con decirlo? ¿Recuerdas que Jesús llamó a Lázaro para que saliera de la tumba y Lázaro volvió a la vida? Jesús no necesitaba ayuda para que Saulo recobrara la vista. ¿Por qué entonces envió a Ananías? Dice una escritora cristiana llamada Elena que Saulo debía ser recibido por la iglesia, es decir, por los seguidores de Jesús, que tienen la misión de llevar a las personas a los pies de Cristo y cuidarse unos a otros.
Ananías no fue quien devolvió la vista a Saulo. Fue Jesús quien mandó a Ananías. Es decir, que Ananías los hizo en el nombre de Jesús. Esta lectura te enseña que Jesús es quien dirige a la iglesia. Cuando te pidan participar, hazlo con amor como para Jesús. Él te ayudará.
Tu regalo especial
Palabra clave Mandar. Es dar una orden para que se haga algo o se deje de hacer.
Actividad: Dramatizar el versículo, sustituyendo «Ananías por el nombre de su hijo/a.
Oración: Padre Dios, gracias porque Jesús dirige la iglesia. Amén.