Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.
Santiago 1:12.
Leí en el diario la historia de Daniel Días. Él nació con una malformación, en los brazos y en una pierna; por eso, muchas personas creían que él jamás podría caminar, correr o incluso jugar como los demás niños.
Un médico le hizo el tratamiento desde que era muy pequeño. Acompañó el desarrollo de Daniel, un niño feliz y activo, que con el tiempo aprendió a caminar y a subir a los árboles. Había una sola cosa que no lograba hacer: andar en bicicleta. Aun así, su médico siguió incentivándolo.
Qué sorpresa se llevó el doctor Juan cuando miró por la ventana a causa de los gritos de un niño. Afuera estaba Daniel… en bicicleta. Había encontrado la manera de equilibrarse incluso sin poder sostener el manubrio.
Hoy, Daniel Días es un atleta de natación muy reconocido. Es medallista paralímpico brasileño; aunque las victorias de la vida son más preciosas que las medallas de oro que recibió en el podio. Así como él, debemos confiar y luchar por nuestros objetivos. Nosotros también contamos con personas que nos pueden ayudar.
Mi oración: Señor, guíame en el camino de las victorias. ¡Que nunca desista de tus sueños para mí!
Ganador: vence en una competencia; el que alcanza la victoria y se alegra por semejante conquista.