Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados y les dijo: «¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?». Le dijeron: «Porque nadie nos ha contratado». Él les dijo: «Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo».
Mateo 20: 6-7
La parábola de los obreros de la hora undécima (Mat. 20: 1-16) muestra la profunda sensibilidad de Jesús frente al problema del desempleo. Aunque la situación de los obreros de la viña contratados al final de la jornada no es comparable en muchos aspectos a la de los parados de nuestra sociedad, el problema humano en el fondo es el mismo.
Es evidente que la intención de esta parábola no era dar lecciones de economía, ni de ética laboral, sino hacer comprender que Dios ofrece su gracia a todos los seres humanos por igual, independientemente de sus méritos. Sin embargo, esta parábola contiene varias enseñanzas sobre la actitud de Jesús hacia los parados forzosos. En el fondo revela un verdadero «evangelio del trabajo» que podríamos sintetizar en tres puntos:
- El hecho de no tener trabajo en un mundo capaz de mantenernos a todos es una desgracia que reclama atención.
- Dios no juzga a los hombres únicamente en función de su rendimiento, ya que quienes no pudieron trabajar son tratados del mismo modo que los que tuvieron un contrato digno.
- Quienes tienen trabajo suelen soportar mal cualquier trato de favor concedido a los parados. La solidaridad no suele ser natural ni espontánea en ninguna sociedad.
Esta parábola sorprende a sus oyentes de todos los tiempos porque el dueño de la viña da el mismo salario a los que trabajaron desde la primera hora de la mañana, que a los que fueron contratados al final de la tarde. El dueño demuestra con ello que su noción de la justicia no se limita a su aspecto retributivo. Considera más justo aplicar a los parados involuntarios una justicia social no basada en criterios de rentabilidad, sino de necesidades humanas, es decir, de derecho al trabajo.
Jesús nos enseñó a orar como algo natural, pidiendo cada día nuestro j pan cotidiano (Mat. 6: 11). En otras parábolas Jesús desarrolla el tema de que Dios nos confía a todos responsabilidades, dejándonos en depósito unos bienes de los que somos gestores y de los que debemos rendir cuentas (Mat. 25: 14-30; Luc. 19: 12-26). En esta nos dice que cuando el desempleo es una injusticia, el creyente debe ser solidario con los más desfavorecidos.
Señor, enséñame a ser solidario con los que necesitan apoyo.