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Hay vida después del corte

Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría.

Salmos 30: 5

Sus palabras eran angustiantes; percibí que ya no sentía deseos de vivir, pues su mundo se había desmoronado como una pieza de jenga. Su historia era como la de muchas otras novias que quedan en un río de lágrimas cuando la relación de noviazgo termina.

Estábamos a punto de casarnos -me dijo Sandra, y continuó- ahora tiene planes de casarse con su actual novia, eso me duele mucho.

No hacía falta que lo dijera, pues yo podía sentir su tristeza, quería tener palabras mágicas para sanar su herida, pero no las hallaba. Entonces recordé dos historias similares del pasado y se las conté. Melisa y Doris, que no son los nombres reales, se acercaron a mí después de haber cortado la relación para pedir ayuda. Recuerdo sus lágrimas y sus palabras de lamento que no paraban de preguntar:

«¿Por qué me hizo esto?» En ambos casos, lo único que atiné a decirles fue que Dios permite que las cosas sucedan por una razón de amor. Les dije que un día, al mirar hacia atrás, recordarían este día con alegría porque tendrían a su lado al hombre que Dios tenía reservado para ellas. En el instante no lo comprendieron, pero el paso de los años me confirmó que tenía razón. Ambas están en la actualidad casadas y muy felices con sus hijos.

Vi a Sandra tiempo después con una mejor actitud y confiando que los planes de Dios para nuestras vidas no fallan. ¿Con cuánta frecuencia vemos jovencitas tomar decisiones erróneas cuando la relación de noviazgo termina porque sienten que se acabó la vida? Dios nos hizo con la capacidad de sobreponernos y reinventarnos después de una decepcionante ruptura en el noviazgo.

Y para ello, necesitamos tener muy claro tres cosas: el valor que tenemos, el perdón que debemos otorgar para liberarnos y la certeza de lo que está sucediendo es parte de un proceso natural en el mundo de pecado y pronto será parte de un pasado que te ayudó a ser más fuerte y a crecer.

La buena noticia la encontramos en el texto de hoy. Ningún mal o tristeza dura toda la vida. El dolor pasa por la noche, pero mañana será otro día y debes estar lista para sonreír. Dios ha venido a darte alegría. Cualquiera sea tu noche de dolor, seca tus lágrimas porque el sol está a punto de salir.