Categories

Archivos

El cadáver donado con un propósito especial

Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les preguntó: -¿A quién buscáis?

Juan 18: 4

En la sala NG004 del Fitzsimons un antiguo hospital del ejército, que se ubica en la escuela de medicina en la Universidad de Colorado, se escucha el Réquiem de Mozart en un gélido ambiente, mientras el doctor Víctor M. Spitzer corta a Susan Potter en 27,000 cortes.

Alas 5:15 horas del 16 de febrero del año 2015, Susan murió a los 87 años de una neumonía, pero no tendría un funeral común y mucho menos un sepelio. Durante los últimos 15 años de su vida, ella había hecho planes específicos para lo que quería que se hiciera con su cuerpo.

Desde que escuchó en el año 2000 acerca del Proyecto Humano Visible, que serviría para enseñar de una manera virtual y excepcional la materia de anatomía a los estudiantes de medicina, ella no dudó en ofrecer su cuerpo para el proyecto. Así fue como contactó al Dr. Spitzer con quien estuvo planeando todo para el momento de su muerte. Susan conoció hasta el detalle más espeluznante de lo que pasaría con su cuerpo, pero estaba feliz de hacer un bien a la ciencia.

Actualmente, se le ha dado el nombre de «El cadáver inmortal», ya que el Dr. Spitzer planea resucitarla en un cadáver virtual que hable como Siri a los estudiantes de medicina.

Mientras leía la historia de Susan, inevitablemente mis pensamientos hacían figuras de un hombre que planeó la manera de morir y el propósito de su muerte. Desde el momento que supo que la perfecta creación que recién había creado estaba destinada a una inminente muerte, él se ofreció para morir en lugar de ellos. Durante años planeó en conjunto con su Padre cómo sucederían los hechos.

Jesús conocía a detalle todo lo que sufriría, sabía de los latigazos, de las bofetadas, de la saliva de otro en su rostro y de esa cruz pesada. Sabía de la burlesca corona de espinas dañando sus sienes y a pesar de ello con gozo continuó con tan grande e inigualable proyecto para los humanos que cumplió su objetivo con la gloriosa resurrección.

Alabemos el nombre de Jesús por donar su cuerpo para ti y para mí y para todos los humanos que decidan aceptar la salvación que trajo con su muerte.