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Inmenso amor por la humanidad

Nos amamos unos a otros, porque él nos amó primero.

1 Juan 4:19.

En el parque, observo los monitos juguetones saltando entre los árboles. Un hombre trae frutas cortadas en pedacitos para ellos y pone pedazos en el suelo. Ellos primero miran desde allá arriba. Desconfiados, bajan despacio y agarran las frutas, de a poco.

El momento de la comida comienza tranquilo. Un mono grandote le da un pedazo de banana a un pequeño. ¡Pero, de repente, hay gritos y confusión! La comida se está terminando y los monitos se sacan las frutas de las manos los unos a los otros.

Los niños que se están hamacando y tirando en el tobogán del parque detienen sus juegos ante la confusión de los monos.

Somos humanos. ¿Qué nos diferencia de los animales? ¿Tú lo sabes? Incluso los animales son capaces de compartir, pero hay cosas que son solo de los humanos: la capacidad de razonar, de comunicarse por medio del habla, de leer y escribir, de respetar las diferencias, ¡de tener muchos sentimientos!

Jesús, cuando vivió con la humanidad, dejó lecciones valiosas acerca de cómo debemos vivir, cuidándonos y cuidando los unos a los otros. De norte a sur, en este mundo, necesitamos tener esa humanidad.

Mi oración: Papá que estás en los cielos, ayúdame a ser un niño más amable y respetuoso.

Humanidad: Sentimiento de bondad y amor que todos los seres humanos deberían tener, ya que somos hijos de Dios. También es una palabra que se refiere a las características humanas.