Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Lucas 2:19
Presten atención a esto, queridos jóvenes. En Lucas 2:19, leemos sobre María. Ella estaba allí, con el bebe en brazos, y está pasando algo épico. No está posteando fotos ni subiendo historias; está guardando cada momento en su corazón, como esas fotos que no necesitas subir porque son demasiado especiales.
María ejemplifica la adoración. No necesita likes [me gusta] ni “seguidores” para sentir el significado del momento. Ella sabe que lo que tiene entre manos es grandeza pura, y lo vive plenamente Eso es adoración de verdad: cuando te detienes en seco, aunque sea mentalmente, para maravillarte ante la grandeza de Dios.
¿Cuándo fue la última vez que algo te voló la cabeza y te dejó esa sensación de asombro? Eso es lo que expresa el Salmo 100:4: entrar en la zona de Dios con un “gracias” en los labios y una emoción para mostrarlo en grande, con cohetes y fuegos, con alegría en el corazón.
Y no se trata solo de decir “gracias” y seguir con lo nuestro. Salmo 86:12 es como poner tu canción preferida a todo volumen y que cada estrofa sea un “te amo” para el Señor tu Dios. Se trata de vivir de tal manera que cada cosa que haces, cada palabra que dices, sea una alabanza para Dios.
María lo había entendido. Ella sabía cómo tomarse un momento y simplemente adorar, atesorando cada milagro como un tesoro escondido en que cada pista te lleva más cerca de Dios. Adorar es eso: un corazón que bombea gratitud, un corazón que baila al ritmo de la bondad de Dios y una mente que se pasa horas en repasando todos los momentos épicos que Dios ha hecho.
Entonces, ¿qué tal si hacemos una prueba, un desafío? Vamos a hacer de la adoración nuestro tema favorito. No solo un momento designado en la iglesia, sino un estilo de vida. Algo así como tener un perfil interno donde cada entrada es un agradecimiento a Dios. Así como María, tenemos mil razones para estar en esa actitud de agradecimiento todo el día, todos los días. ¡Hagámoslo!
Oración: Gracias, Señor, por el ejemplo de María, quien te adoró con todo su corazón.