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La mañana viene

El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría.

Salmos 30: 5, NTV.

Uno de los relatos más famosos de toda la Biblia es aquel en el que Jesús camina sobre el mar. Según la Biblia, una noche, los discípulos se vieron en apuros. El viento soplaba en su contra y las olas embravecidas del mar azotaban la barca. Entonces, «a la madrugada, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua» (Mateo 14: 25). Siempre me he preguntado por qué Jesús esperó hasta la madrugada para socorrer a sus amigos. ¿Por qué no fue antes? ¿Será que no le importaban lo suficiente?

Para comprender por qué Jesús esperó hasta la madrugada, hemos de leer la historia a la luz del Antiguo Testamento. Allí, especialmente en los Salmos, la «tormenta» (Salmos 107: 23-32; Jonás 1-2), la «noche» (Salmos 91: 5; 107: 10-12) y el «agua» (Salmos 18: 16-17; 32: 6; 69: 2-3) se utilizan para representar el sufrimiento, el miedo y la muerte que todos en algún momento enfrentamos. Además, el Antiguo Testamento también señala que Dios acude al rescate de sus hijos en la madrugada.

Fue en la madrugada que «el Señor miró de tal manera al ejército de los egipcios, desde la columna de fuego y de nube, que provocó un gran desorden entre ellos» (Éxodo 14: 24). Isaías declara que «en la noche, Israel espera aterrado; pero al amanecer, sus enemigos están muertos» (Isaías 17: 14, NTV). Los hijos de Coré cantan que «Dios lo protegerá al rayar el alba» (Salmos 46: 5, NBV). No me sorprende, entonces, que la mayor liberación que Dios efectuó, la resurrección de Cristo, ocurrió «al amanecer del primer día de la semana» (Mateo 28: 1, NVI).

Jesús sabe que tanto tú como yo nos sentimos asustados ante lo desconocido, y que el sufrimiento y la muerte nos atemorizan. Sin embargo, cuando las tormentas de la vida están a punto de abrumarnos, él nos recuerda que la liberación llega con el amanecer.

La aurora de tu vida está cerca. Jesús, «Dios con nosotros», desea entrar a tu barco para calmar las tempestades que te azotan. Así que no tengas miedo. Hoy, el mismo Jesús que caminó sobre el mar de Galilea te dice: «¡Calma! ¡Soy yo, no tengas miedo! Tu sufrimiento podrá durar toda la noche, pero con la mañana llegará tu alegría».