Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.
Génesis 2: 15
Llevar una vida sedentaria no es el plan de Dios. El ejercicio tiene como objetivo mantenernos felices y mantener los órganos de nuestro cuerpo en óptimo funcionamiento. Lo dice la Biblia, lo afirman los escritos de Elena G. de White y lo confirma la ciencia. «A Adán le fue dada la obra de cuidar del Jardín.
El Creador sabía que Adán no podía ser feliz sin ocupación… Debía tener trabajo que diera ejercicio a los admirables órganos de su cuerpo. Si la dicha hubiese consistido en estarse sin hacer nada, el hombre, en su estado de inocencia, habría sido dejado sin ocupación. Pero el que creó al hombre sabía qué le convenía para ser feliz y tan pronto como lo creó, le asignó su trabajo».
Aunque en la actualidad los trabajos del campo a la ciudad han cambiado, el principio sigue siendo el mismo. Sabemos que el movimiento regular no solo disminuye el riesgo de padecer o morir a causa de una cardiopatía, un accidente cerebro vascular o diabetes, sino que también evita ciertos tipos de cáncer, mejora el estado de ánimo, fortalece los huesos y los músculos, aumenta la capacidad pulmonar, reduce el riesgo de caídas y fracturas, y ayuda a mantener el peso corporal. Biblia y ciencia en completa armonía. ¿Te das cuenta? Los principios divinos solo pueden conducirnos a una alta calidad de vida. Es así como Jesús quiere vernos, siempre felices, sonrientes, optimistas y saludables.
En un estudio realizado a un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid en 2014, respecto a si el deporte contribuía a su felicidad, el resultado fue positivo. Está bien documentado que la actividad física constituye un elemento beneficioso para el mantenimiento y la mejora de la salud, entendida esta desde una triple dimensión: biológica, psicológica y social.
La práctica deportiva motiva divierte, favorece la salud, y genera niveles más altos de bienestar y calidad de vida, y el ejercicio activo contribuye a dominar las emociones y sentimientos más negativos.
Ni Jesús estuvo sin oficio. Él dijo, «Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo» (Juan 5: 17). ¿Y tú, estás trabajando para estar en movimiento? Si estás en una cama o silla de ruedas por causas ajenas a tu voluntad, aun así puedes hacer trabajos y ejercicios para mantener el cuerpo en movimiento.