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En hombros de gigantes

Mientras llego, ocúpate en la lectura.

1 Timoteo 4: 13, RVC.

¿Quién es el científico más prominente de la historia? Posiblemente, te lleguen a la mente nombres como Stephen Hawking o Marie Curie, aunque quizás el científico más famoso de los últimos cien años es sin duda Albert Einstein.

Pero el galardón al científico más importante de la historia se lo lleva otra persona. Alguien que sentó las bases sobre las que Einstein «construyó» su teoría de la relatividad general. Me refiero a Sir Isaac Newton, quien formuló las leyes de la mecánica clásica y la ley de la gravitación universal e inventó el cálculo.

A pesar de su incomparable genio, Newton supo reconocer que había aprendido de otros. En una carta a Robert Hooke fechada en 1676, Isaac Newton escribió: «Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes». Sin embargo, esta frase no es original de Newton, sino de Juan de Salisbury, que escribió en el siglo XII que «somos como enanos sentados sobre los hombros de gigantes para ver más cosas que ellos y ver más lejos, no porque nuestra visión sea más aguda o nuestra estatura mayor, sino porque podemos elevarnos más alto gracias a su estatura de gigantes».

¿Quieres crecer y llegar lejos en esta vida? La mejor forma de lograrlo es subir a hombros de gigantes mediante la lectura. ¿Por qué? Porque el crecimiento intelectual no sucede en el vacío, es un esfuerzo colectivo y continuo de muchas generaciones.

La lectura te permite acceder al conocimiento acumulado de la humanidad y aprender de los que te han precedido. También amplía tu mente y te motiva a pensar por ti mismo y a desarrollar la creatividad.

La lectura, especialmente de las Escrituras, también tiene grandes beneficios espirituales. No hay nada más efectivo para mejorar tu relación con Dios que leer la Palabra, pues mediante ella podrás subir a hombros de gigantes espirituales.

Aprenderás a de la humildad de Moisés, de la valentía de David, de la sabiduría de Salomón y sobre todo, del amor de Jesús. Por eso no me sorprende que hace casi dos milenios Pablo le aconsejó a Timoteo: «Mientras llego, ocúpate de la lectura» (1 Timoteo 4:13). ¿Quieres crecer y ampliar tus horizontes? ¡Súbete a los hombros de los gigantes!