¡El que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa! Sobre
De alguna manera, presentí que aquella joven no era trigo limpio. Hacía ya casi ocho meses que habíamos decidido alojarla
«Consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por sueños, ni por el Urim, ni por los profetas».