Gozosos en la esperanza.
Romanos 12:12.
En su libro Todos tenemos problemas soluciones, el pastor Roger Hernández ilustra la vida de quien tiene esperanza mediante esta comparación:
«A dos empleados se les asigna el mismo trabajo: ensamblar puertas de gabinetes. El mismo trabajo, haciendo la misma cosa, día tras día, semana tras semana, puede llegar a ser tedioso. Ahora supongamos que a uno de los empleados se le dice que al final del año recibirá 30.000 dólares, y al otro le prometen 30 millones de dólares. ¿Crees que esto haría una diferencia en cómo hacen su trabajo? Uno probablemente se quejará, pero el otro lo hará silbando. La diferencia entre estos obreros es la esperanza».
Y así sucede en la vida: quien tiene esperanza de vida eterna vive para vivir.
Desde que entró el pecado en el mundo, el ciclo de la vida era nacer, crecer reproducirse y morir. Jesús anticipó la tragedia y proveyó la solución. Le añadió al ciclo de la vida un paso más: la resurrección para vida eterna. Tal es la razón de la esperanza.
El que hace planes solo para esta vida, visualiza el cementerio, donde los gusanos se lo comerán, donde sus huesos se convertirán en polvo, donde sus minerales alimentarán a la yerba. Pero tú, que le has añadido el quinto paso al ciclo de tu vida, visualizas el cielo. Puede ser que tu cadáver llegue a ser vecino del que vivió sin esperanza, pero cuando vuelva tu Señor Jesucristo, él te llamará, y te levantarás como quien despierta de una siesta. No te conformes con una vida de pocos y malos años, echa mano de la esperanza y aguarda la vida eterna que Cristo te ha prometido. “El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47).
365 Lecturas Devocionales Para Jóvenes 2019
Volando Alto – Alfredo Campechano