Venga tu reino.
Mateo 6:10.
El tema central del mensaje y la vida de Cristo es el Reino de Dios. Ya desde el Antiguo Testamento se anuncia la venida del Reino: lo encontramos en los libros de los profetas, en los Salmos, y en los libros históricos como los de Samuel, Reyes y Crónicas. De modo que el pueblo hebreo estaba bien familiarizado con la frase «reino de Jehová» (1 Crón. 28:5).
Como buen israelita, Jesús fue educado por sus padres en la idea del Reino de Dios; y a medida que su fe y su relación con su Padre celestial acrecentaban, esta idea se aclaro y se profundizo en su mente y en su corazón; y él mismo se sintió enviado a anunciarla a todos los que quisieran escucharlo.
¿Hubo entonces alguna originalidad en el mensaje de Cristo? Sí: él fue el único profeta judío que afirmó con absoluto convencimiento que el Reino de Dios, ya anunciado en las Escrituras, no era una mera promesa sino una realidad. Y aún más, que él mismo era el encargado de hacerlo presente y actuante entre los hombres. Recuerda lo que sucedió en la sinagoga de Nazaret: Jesús se levantó, leyó una porción del libro de Isaías, y luego dijo: “Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de oír” (Luc. 4:14-21; DHH).
Estas palabras de Jesús causaron un gran impacto en la gente que lo escuchaba, pero unos pocos creyeron en él. Jesús sabia, y asi lo enseñaba, que sus palabras y sus acciones no constituían todavía la manifestación plena y gloriosa del Reino de Dios que se cumpliría en su segundo advenimiento, pero mostraba en ellas y por ellas que Dios ya estaba en el mundo, y que la tarea de quienes lo veían y oían era abrir su corazón para recibirlo y acogerlo, a fin de empezar a vivir de una manera nueva, en la esperanza de un futuro mejor.
Jesús no fue un teólogo dedicado a exponer teóricamente la doctrina de Dios. No te pide que comprendas bien la esencia de Dios. Él vino para que llegues a formar parte de su Reino. Te pide que le permitas entrar en tu corazón. Él responde presto a tu llamado cuando le dices: «Venga tu reino».
Oración: Señor, venga tu Reino hoy a mi corazón.
Lecturas Devocionales Para
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