Se narra la fabula de una cigarra que cantaba muy alegremente en un árbol, en pleno canto la cigarra noto
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.
Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo;
Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de
«Alcen los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? El que ordena la multitud de estrellas