«No seas vengativo ni rencoroso con tu propia gente. Ama a tu prójimo, que es como tú mismo»
Levítico 19:18
Cierto día, un científico británico fue alcanzado por el veneno de una cobra escupidora (muy agresiva y peligrosa).
Al sentir un fuerte dolor en los ojos y el veneno escurriendo sobre su cara, llamó a gritos a su asistente para que lo llevara a su casa y le lavara los ojos con leche. Después de tres días, el científico recuperó totalmente la visión.
¿Y yo?
El odio es como un veneno muy fuerte que ataca a nuestro corazón y nos convierte en personas egoístas y malas. Afortunadamente, existe un antídoto para este veneno, ¡se llama amor!
Mi oración para hoy
Querido Dios, llena mi corazón con tu maravilloso amor.