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Solo trescientos hombres

Matutinas para Menores 2020

«El Señor le dijo a Gedeón: «Con estos trescientos hombres voy a salvarlos a ustedes, y derrotaré a los madianitas. Todos los demás pueden irse»».

Jueces 7:7

-Seguro de que Dios estaba con él, Gedeón convocó al pueblo para la batalla -empezó a hablar el papá esa mañana—. Pronto llegaron los hombres de las diferentes tribus. Llegó a reunir treinta y dos mil soldados, pero el Señor le dijo que eran muchos, que debían regresar los que tenían miedo; así que se fueron a sus casas veintidós mil.

-Se desanimaron muchos -comentó Mateo.

-Gedeón pensó que con diez mil podían ganar la batalla, pero Dios le volvió a decir que eran muchos, que los llevara al arroyo, y los que bebieran el agua apurados, esos eran los que debían ir a la guerra.

Cuando Gedeón los contó se desanimó, solamente eran trescientos.

-Dios puede librar con muchos o con pocos -aclaró Susana.

-El Señor le dijo que con esos trescientos, él ganaría la batalla. Y también le sugirió la forma de hacerlo -continuó el papá—. A medianoche dividió a su ejército en tres compañías, llevando cada uno una antorcha en un cántaro y una trompeta; se distribuyeron de tal forma que rodearon el campamento enemigo y, al toque de las trompetas, rompieron los cántaros. Las antorchas encendidas alumbraron el lugar y gritaron a una voz: «¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!».

Los madianitas se despertaron asustados, pensando que eran muchos los soldados israelitas, y entre ellos mismos se mataron. Los israelitas que se habían regresado supieron de lo acontecido y vinieron a apoyarlos.

Los pueblos vecinos, al saber lo que había pasado, tuvieron miedo, reconocieron que el Dios del cielo había peleado por ellos. Gedeón no era una persona importante, ni su familia se destacaba, pero Dios lo escogió porque desconfiaba de sí mismo.

Muchas veces las personas que Dios escoge parecen insignificantes, pero si se mantienen humildes, Dios puede hacer maravillas a través de ellos.

Tu oración:

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¿Sabías qué?

Gedeón siguió fielmente las instrucciones de Dios, por eso ganó la batalla.