«Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, ayunad por mí y no comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo y mis doncellas ayunaremos, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca»
Ester 4:16
Como decimos en lenguaje coloquial, Ester fue la última en enterarse de la terrible noticia. Por incitación de Amán, el rey Asuero decretó la muerte de todos los judíos, jóvenes, ancianos, niños y mujeres y otorgó libertad a los demás para apoderarse de sus bienes.
Los eficaces correos reales alcanzaron todas las provincias y como resultado hubo entre los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación (4:3). Ester supo de tal consternación entre sus hermanos en la fe, pero desconocía la razón.
Fue su primo y padre adoptivo, Mardoqueo, quien le envió explicación por medio de los sirvientes de la reina. A su informe añadió la petición de que Ester intercediera ante el rey por la vida de los judíos. La presión que recayó sobre la joven Ester fue indescriptible: obedecer a Mardoqueo era poner su vida en altísimo riesgo debido a la regia ley que dictaba que, cuando alguien se presentaba en la presencia del monarca sin haber sido llamado, debía morir, a no ser que el monarca extendiera su cetro.
Ester explicó el dilema a Mardoqueo, pero este insistió: «No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?» (Ester 4: 13-14).
Estas palabras añadieron más peso a la enorme responsabilidad de Ester. En medio de una presión fortísima, Ester decidió arriesgar su vida e intentar mediar por la salvación de su pueblo. Así expresó las históricas palabras del versículo de hoy: «Entraré a ver al rey (…) y si perezco, que perezca».
Pedro y Mariano eran muy amigos y se criaron juntos en un ambiente muy parecido. En su etapa adolescente ambos recibieron una fuerte influencia negativa de sus compañeros para probar las drogas. Pedro se negó a la oferta que le hacían, mientras que Mariano optó por iniciarse a tales sustancias y su vida se complicó sobremanera.
Es posible que no tengamos que tomar decisiones de la magnitud de la reina Ester, pero cualquiera sea nuestro dilema, el Señor nos ayudará a tomar la mejor decisión y nos sacará adelante, aunque resulte temporalmente doloroso.