Categories

Archivos

¿Qué significa “creer”?

“Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa”

Hechos 16:30-31

El enemigo quiso acallar la voz de los predicadores, y envió a Pablo y a Silas a la cárcel. El Señor podía haberlo impedido, pero lo permitió para cumplir propósitos que iban más allá de lo visible. Los misioneros confiaron porque sabían «que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman» (Rom. 8:28, DHH).

El carcelero tenía la orden de mantener bajo máxima vigilancia a esos dos presos tan especiales, y tomó todos los recaudos necesarios. Pablo y Silas fueron azotados y encarcelados al fonde de la mazmorra, en un lugar oscuro, carente de ventilación y con ajustados cepos que los oprimían. De repente, aconteció lo inesperado: la tierra tembló. El carcelero presupone que ese es su fin, por eso saca su espada y decide matarse.

Después de todo, la única razón de su función era mantener a los presos a salvo, es decir, presos. Él estaba a salvo si los presos seguían presos. Cuando Pablo le dice que nadie había escapado y que todos estaban allí, él percibe que Alguien más está detrás aquellos acontecimientos, y entonces pregunta qué debe hacer para ser salvo.

Aquel carcelero estaba totalmente confundido. Nunca antes había visto ni escuchado a presos llenos de paz. No era muy lógico. Más que presos parecían ángeles.

Es evidente que el enemigo quiso desanimar a los predicadores, pero aun presos ellos seguían de ánimo, orando, cantando y testificando. “Aunque el cuerpo está encarcelado, aunque la carne está en prisión, todas las cosas están abiertas al espíritu, […] La pierna no siente la cadena cuando la mente está en el Cielo”, decía Tertuliano.

El enemigo puso cárceles y custodios para evitar la predicación, y la cárcel fue abierta; y los custodios y sus familias, convertidos y bautizados. Un terremoto termina en fiesta, en la que se celebra la nueva vida. «El rostro del carcelero, un poco antes espejo de desesperación, radiaba el gozo del Señor al darse cuenta de que la salvación había llegado a su casa», escribió Matthew Henry.

Para ser salvo, solo había que creer. ¿Qué significa eso realmente? Creer es reconocer nuestra total insuficiencia y aceptar y confiar en la suficiencia de Dios. Es reconocer nuestra absoluta indignidad, mientras aceptamos la total dignidad del Señor para salvarnos. Es reconocer que es nuestra independencia lo que nos lleva a la muerte, y que es la dependencia permanente de Jesús lo que nos lleva a la vida.

Que esta pueda ser hoy tu oración: “Señor, dejo de lado mi insuficiencia, mi indignidad e imposibilidad. Ayúdame a depender permanentemente de ti y que, sin importar las circunstancias que tenga que enfrentar, viva una vida de oración y estudio de tu Palabra todos los días”.

Bruno Raso es un líder de destacada trayectoria, que ha servido como pastor distrital, administrador, evangelista y orador del programa "Reavivados por su Palabra". Actualmente se desempeña como vicepresidente de la División Sudamericana.