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¿Quién puede comprenderlo?

“Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?”

Jeremias 17:9, NVI

Hemos hablado un par de veces acerca de los corazones rotos, de la importancia de cuidarnos a nosotros mismos y a los demás en el terreno amoroso y también de algunos criterios a evaluar. Pero en una sociedad que nos insiste en que sigamos a nuestro corazón, no viene mal enfatizar este concepto una vez más.

En la historia, hemos visto cómo se han construido y derribado reinos en nombre del amor, cómo se han desatado guerras y se han establecido treguas también en nombre del amor. La literatura está repleta de historias, el cine también, y a nosotros nos queda guiarnos por principios que el mundo ha olvidado.

Se han publicado muchos libros cristianos acerca de este tema, Elena de White escribió cartas al respecto y hoy hay muchísimos seminarios, sermones y videos que profundizan en algunas preguntas y cuestiones a tener en cuenta.

Si bien cada experiencia es personal y cada pareja es un mundo, hay consejos prácticos que se aplican a todas las relaciones.

Probablemente tu iglesia organiza retiros para solteros, para novios, comprometidos o casados. A veces evitamos asistir a eventos así, pero el departamento de Hogar y familia intenta velar por este área tan importante que muchas veces buscamos mantener al margen de nuestra vida espiritual.

Te recomiendo que aproveches los recursos disponibles y que tengas siempre matrimonios referentes a los que puedas consultar cuando tengas dudas o necesites consejos.

Cierto pastor decía que era requisito tener un encuentro personal profundo con Dios antes de establecer una relación. Para ambas partes. Dios tiene que ser el factor común más importante y, aunque el corazón es muy engañoso, hay muchas pautas que podemos seguir para evaluarnos y evaluar a la persona con la que estamos.

Maya Angelou, una escritora estadounidense, escribió una hermosa frase para las mujeres pero que, si la parafraseamos, puede aplicarse a ambos géneros: “Tu corazón tiene que estar tan escondido en Dios, que tu pareja tenga que buscarlo a él primero para poder encontrarte”.

Tambien me gustaría agregar una parte esencial a la conocida frase de Saint-Exupéry: “Solo se ve bien con los ojos del corazón”… siempre que esté guiado por Dios.

Amar es hermoso y es debido, pero únicamente en Dios podremos cuidarnos de los engaños de nuestra naturaleza.

Carolina Ramos es oriunda de Entre Ríos, Argentina, y está terminando sus estudios para ser maestra de inglés, maestra de música y traductora. Disfruta de trabajar en los diferentes ministerios de la iglesia, especialmente con los niños y adolescentes. También le gusta viajar, acampar, estar en la naturaleza, leer, tocar el piano y el oboe, y cantar. Carolina procura siempre extraer lecciones de lo chiquito y de lo grande, ver al Dios de los milagros presente en cada ámbito de nuestra vida; y espera con ansias la Segunda Venida.