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¿Quién es la más bella del reino?

Devocional adventista para la mujer 2022

No había brillo en los ojos de Lea, pero Raquel tenía una hermosa figura y una cara bonita.

Génesis 29: 17, NTV

¿No te parece cruel este versículo? ¿Hacía falta dejar claro que Raquel era hermosa y Lea no? Aunque no nos guste admitirlo, Dios no hizo a todas las mujeres igualmente bellas. Dios no reparte la belleza, o la inteligencia, o el talento musical, de forma equitativa. Imagino a Lea diciendo: «¡No es justo, Señor! ¿Por qué no me hiciste más bella?». Sin embargo, como escribe Heather Creekmore, «Dios no se disculpa por eso, ni agrega un versículo adicional en la Biblia acerca de la gran personalidad de Lea».

La verdad es que, aunque nos gusta ser bellas, Dios puede cumplir su propósito en nuestras vidas sin importar nuestra apariencia. Lea pasó la mayor parte de su matrimonio compitiendo con Raquel por el amor y la atención de Jacob. Podemos ver esto a través de los nombres que puso a sus hijos. Rubén significa: «El Señor se ha dado cuenta de mi sufrimiento, y ahora mi esposo me amará». Simeón significa: «El Señor oyó que yo no era amada y me ha dado otro hijo». A su tercer hijo, Lea lo llamó Leví, pensando: «Ciertamente esta vez mi esposo sentirá cariño por mí, ya que le he dado tres hijos» (ver Gén. 29: 31-35, NTV). Finalmente, con la llegada de su cuarto hijo, pareciera que algo había cambiado en el corazón de Lea. Se dio cuenta de que cumplir el propósito de Dios para su vida era más importante que su apariencia, y menos frustrante que intentar obtener la atención de un hombre. A su cuarto hijo, lo llamó Judá, diciendo: «¡Ahora alabaré al Señor!». Y fue justamente Judá quien formó parte de la genealogía del Mesías.

«¿Es posible que algunos reciban gran belleza física como parte del plan de Dios para sus vidas, y otros no, y que eso realmente no importe?», pregunta Heather. «Tal vez Dios no se disculpará con nosotros por no hacer a Lea tan hermosa como Raquel, porque realmente no importa cómo se vea. Él sabe cómo la usará para lograr sus propósitos y esto, solamente esto, le traerá gran satisfacción». La bruja del cuento de Blancanieves no toleraba que existiera mujer más bella que ella. Su envidia la encegueció respecto a las oportunidades y talentos que tenía. La historia hubiera sido diferente si hubiera aceptado que no necesitaba ser la más bella para cumplir su propósito.

Señor, ayúdame a aceptar la medida de belleza que me has dado.

Vanesa Pizzuto es licenciada en Comunicación Social por la Universidad de La Matanza, Argentina, y tiene un máster en Educación por la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra. Es la autora de la serie de cuentos bilingües Amancay, publicada por este mismo sello editorial, así como de numerosos artículos. Trabajó como docente y como presentadora de radio para Radio Adventista de Londres. De nacionalidad argentina, Vanesa vive en Inglaterra.