Porque el Señor su Dios está con ustedes; él luchará contra los enemigos de ustedes y les dará la victoria.
Deuteronomio 20: 4
El general Gustavo Rojas Pinilla había accedido al poder el sábado 13 de junio de 1953, cuando le dio un golpe de Estado al presidente conservador, Laureano Gómez. El Gobierno saliente había sido un desastroso generador de violencia política y religiosa. Mientras en Bogotá las intrigas no cesaban, en los campos morían centenares de inocentes. Un día llegaban noticias de decapitaciones masivas en una vereda; otro, de descuartizamientos en la montaña; otras más de familias incineradas en la llanura. El sadismo y el horror estaban a la orden del día. Las imágenes de niños desmembrados muestran la intención de «exterminar al enemigo desde la cuna».
Parte del pueblo vio en Rojas a un salvador y le abrió las puertas para que tomara el poder. Miles lo recibieron con esperanza. Se pensó que con la llegada de un militar al poder las cosas cambiarían, pero no fue así. Por el contrario, la iglesia estatal aprovechó la confusión reinante para desatar la más violenta persecución religiosa. La Iglesia Adventista, que luchaba por afirmarse y abrirse espacios en el país, no escapó a las atrocidades que trajo consigo la intolerancia de los líderes espirituales de la época. Nuestras escuelas eran cerradas, las capillas y templos eran quemados o bombardeados. Los líderes de la iglesia eran encarcelados y los miembros en las zonas rurales eran despojados de sus pertenencias, acosados día y noche, asesinados.
Fue entonces cuando la Iglesia Adventista mundial se unió en oración y ayuno por la liberación del férreo sistema. Entonces se cumplió la promesa en el pasaje de hoy. No había Internet, ni Twitter, ni WhatsApp, ni Facebook, pero de manera impresionante la Nación salió a las calles a pedir la renuncia del presidente. A las 3: 30 de la madrugada del viernes 10 de mayo, Rojas se rindió. Dijo que se iba sin pelear porque no quería ver sangre. Salió del palacio bajo una fría lluvia.
Dios peleará siempre por sus hijos porque él es nuestro estandarte. El que pone y quita reyes y gobernantes es el mismo que ama a su iglesia. Sabemos que antes del fin del mundo se desatará un periodo de inestabilidad y persecución, pero @Dios nos brindará su protección, pues él prometió estar con nosotros hasta el fin.