E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente andarán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.
Amós 8:12, RV95
¿Cuál es el viaje más largo que has hecho? ¿Dentro de tu propio país? ¿Tal vez al extranjero? ¿A otro continente? En este día de 1522, la flota de barcos de Fernando de Magallanes, o lo que quedaba de ella, llegó de vuelta a España tras su viaje para dar la vuelta al mundo. En realidad, solo un barco, el Vittoria, regresó entero; los demás naufragaron o fueron abandonados por el camino, y el propio Magallanes no lo consiguió. Fue atacado por nativos filipinos y murió en una de las islas.
Pero su famoso viaje fue el primero de su género. Durante casi tres años, su flota de cinco barcos y 270 hombres estuvo en el mar en busca de una ruta marítima occidental hacia las ricas Islas de las Especias de Indonesia. En el proceso, Magallanes también hizo algo que nadie había hecho: circunnavegar el globo.
Sus barcos atravesaron el Atlántico desde África hasta Brasil, rodeando el gélido extremo sur del continente americano y atravesando el interminable océano hacia el oeste. Las aguas de este mar eran casi demasiado tranquilas para navegar, así que lo llamaron «Pacífico». Él y sus hombres soportaron el hambre, el escorbuto y varios intentos de amotinamiento. Para cuando llegaron a la isla de Guam, no tenían comida, se habían comido las ratas del barco y masticaban el cuero de sus botas para mantenerse vivos.
Cuando Magallanes murió a causa de una flecha envenenada en Filipinas, Elcano, uno de los capitanes de Magallanes, se hizo cargo de los dos barcos restantes y navegó hacia las Molucas. Tras llenar los barcos con cargamentos de especias, uno de ellos intentó sin éxito volver a cruzar el Pacífico. El otro se dirigió hacia el oeste, a través del océano Índico, y hacia abajo, alrededor del extremo sur de África. Solo Elcano, 17 marineros y cuatro indios sobrevivieron para llegar a España en septiembre de 1522.
Algunas personas piensan que deben dar la vuelta al mundo para servir a Jesús, pero esto no es necesario. Buscar a Dios donde estás puede ser igual de efectivo, porque Dios está ahí mismo a tu lado. Amós dijo que en los últimos días la gente irá en busca de Dios de mar a mar, y de norte a oriente. Desesperados, correrán por todas partes buscando a Dios, pero no lo encontrarán, porque el día de la salvación habrá pasado.