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La estafa

Devocional adventista para la mujer 2022

Pero no me sorprende para nada! Aun Satanás se disfraza de ángel de luz.

2 Corintios 11:14, NTV

Hoy caí presa de una estafa por Internet. Generalmente, reconozco los correos electrónicos fraudulentos a kilómetros de distancia. Sin embargo, la experiencia de hoy fue completamente diferente. Recibí un correo electrónico del pastor de mi iglesia, de su dirección de correo oficial y con mi nombre en el encabezado. Él me había llamado tan solo unos días atrás, así que no me sorprendió que me contactara.

En su mensaje me pedía que le comprara unos cupones de regalo (de esos que vienen con un código al reverso de la tarjeta) para dárselos a una persona enferma que él iría a visitar más tarde. Me dijo que estaba en una reunión y que él no llegaría a tiempo para comprarlos. Así que, fui al supermercado, en medio de un día de calor sofocante, a comprar los cupones.

La única cosa que me sorprendió fue que me pidiera que comprara tantos. Sin embargo, le envié un correo electrónico para verificar que no fuera un error de tipeo de su parte. Segundos después, recibí otro mensaje que confirmaba todo, así que, compré los cupones y regresé a casa. Se me ocurrió que sería más fácil enviarle fotos con los códigos PIN y los recibos por WhatsApp (en vez de por correo electrónico, como me había pedido).

Fue entonces que el pastor y yo descubrimos que alguien había hackeado su cuenta. El pastor me llamó por teléfono y amablemente se ofreció a pagar por los gastos. Sin embargo, una vez que la crisis estuvo resuelta, me quedé pensando en la astucia del hacker. Él robó la identidad de un pastor, sabiendo que de este modo su engaño sería más difícil de detectar.

Satanás usa esta táctica continuamente para alejarnos de Dios. Lo hizo con Cristo en el desierto y lo hace con nosotras cada vez que nos susurra mentiras «piadosas”. “No puedes orar ahora, después de lo que acabas de hacer. Espera un poco». Suena piadoso, ¿verdad? Pero es una estafa que nos roba la misericordia divina y nos hace depender de nuestro propio esfuerzo. “Espera hasta que todo esté perfectamente planeado y no existan riesgos antes de avanzar”.

Suena organizado, ¿verdad? Pero es una estafa que hace que posterguemos la obediencia indefinidamente. Una amiga mía recibió el mismo correo electrónico del hacker, pero lo ignoro, porque pensó que no sonaba como algo que el pastor haría. Quiero aprender a reconocer la voz y el carácter de Dios de tal manera que yo también pueda decir: “Esto no suena al Pastor”.

Señor, quiero estar tan acostumbrada a tu voz, tu carácter y tus palabras, que cuando el enemigo pretenda estafarme pueda decir: «Esto no suena al Pastor”.

Vanesa Pizzuto es licenciada en Comunicación Social por la Universidad de La Matanza, Argentina, y tiene un máster en Educación por la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra. Es la autora de la serie de cuentos bilingües Amancay, publicada por este mismo sello editorial, así como de numerosos artículos. Trabajó como docente y como presentadora de radio para Radio Adventista de Londres. De nacionalidad argentina, Vanesa vive en Inglaterra.