Y cuando nuestra naturaleza corruptible se haya revestido de lo incorruptible, y cuando nuestro cuerpo mortal se haya revestido de inmortalidad, se cumplirá lo que dice la Escritura: “La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?»
1 Corintios 15: 54, 55
Hoy (el día que escribí esta meditación) leí en la prensa local esta noticia: «En medio de un momento de desesperación y dolor, un hombre tomó la fatal decisión de poner fin a sus días propinándose un disparo en la cabeza, cuando se encontraba en el cementerio del municipio de Malambo, visitando la tumba de su madre fallecida hace cuatro años». Era un hombre casado, con familia y con 52 años cumplidos. Al parecer no pudo sobreponerse a la pérdida de su madre.
Decisiones como esa la toman personas que no tienen una correcta comprensión de la muerte. La Biblia es un libro de vida y, con excepción de la muerte de Cristo, los autores no se detienen mucho en el tema. Son muy pocos los obituarios largos que se encuentran en la Palabra.
Los hijos de Dios simplemente mueren sabiendo que la muerte es un sueño del que Dios nos despertará. Cuando vamos a un cementerio y leemos las palabras que han sido esculpidas en las lápidas, podemos establecer casi con seguridad la clase de persona sepultada en esa tumba. No importa cuánto tiempo haya vivido una persona, la lápida resume toda la vida en una pequeña línea, quizá para recordarnos a todos que la vida es breve.
Mucha gente trata de mantener la perspectiva de la vida visitando los cementerios. Durante años, mucha gente, incluyendo peregrinos e investigadores han ido a Egipto donde está el Valle de los Reyes para ver las grandes pirámides, que son tumbas de los faraones. Llama la atención la de Ramsés II.
Este hombre trató de vencer la muerte de una manera desesperada. Tuvo una descendencia numerosa: 52 varones y 50 hijas. Construyó monumentos en forma compulsiva. Desde los 25 años construyó y talló su nombre en las piedras de sus monumentos. Pero finalmente tuvo que enfrentar el mismo destino que ha perseguido a la humanidad desde el comienzo del tiempo: la muerte.
Sin embargo, en el pasaje de hoy Pablo dice que la muerte, el enemigo más temible del ser humano, será vencido cuando Cristo regrese. Si has perdido a algún ser querido, hoy te invito a iniciar el día con la esperanza de que Dios destruirá la muerte para siempre. Hoy @Jesús te dice: «Yo soy la resurrección y la vida».