Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos; ¡nunca su misericordia se ha agotado! ¡Grande es su fidelidad, y cada mañana se renueva!
Lamentaciones 3:22-23, RVC
«LOS “RÍOS” DE LA MISERICORDIA DE DIOS -escribe Matthew Henry— fluyen plena y constantemente, pero nunca se secan. [Sus corrientes) son nuevas cada mañana».* Como el maná alimentaba diariamente al pueblo de Israel en el desierto, cada mañana recibimos una provisión nueva y fresca de la misericordia de Dios. ¡Nunca se agota!
Para que tengamos una idea de lo hermosa que es la promesa de nuestro texto de hoy, basta con saber que la palabra hebrea que aquí se traduce como «misericordia» (Heb. jésed) aparece unas 245 veces en el Antiguo Testamento, Aunque el término ha sido traducido mayormente como «misericordia», también ha sido traducido como «bondad», «clemencia», «piedad», «benevolencia», «gracia», «fidelidad», «amor permanente»…**
¿Captamos la idea? Cuando la Escritura dice que la misericordia de Dios «se renueva cada mañana», lo que nos está recordando es que, no importa cuán difíciles sean las pruebas que hoy nos toque enfrentar, habrá gracia suficiente a nuestra disposición, suficiente misericordia, suficiente bondad, suficiente piedad, porque el Dios que fue fiel a sus promesas ayer también será fiel hoy y lo será mañana. ¿Por qué es así? ¡Porque «nunca su misericordia se ha agotado»!
No hace mucho leí un relato de H. M. S. Richards que ilustra muy bien lo que queremos decir. Cuenta Richards que en una congregación que pastoreaba Rowland Hill había un hombre muy pobre y también uno muy rico. Un día, el rico le dio al pastor Hill una suma significativa de dinero para que se la entregara al hombre pobre de la forma que a él le pareciera más conveniente.
Podía darle todo el dinero de una vez, o por partes. El pastor prefirió el segundo método. Así que le envió al hombre un sobre con un billete de cinco libras esterlinas, y una nota que decía: «Viene más en camino». Cada cierto tiempo, el pastor le enviaba una cantidad similar, con la notita: «Viene más en camino».
¿No te parece que así es la gracia de Dios? Recibimos «una porción» abundante ayer. Pero para hoy habrá una nueva provisión. ¡Y para mañana «viene más en camino»! Con razón Elena G. White escribió que «la fuente de gracia siempre está fluyendo. Es inagotable» (La maravillosa gracia de Dios, ed. 1974, p. 124). ¿Qué significa esto en la práctica? Pues que si, por ejemplo, en el pasado has conocido el gozo de la paz de Dios, hoy «viene más en camino». Si has disfrutado de su perdón, hoy «viene más en camino». Si has disfrutado de su compañerismo, hoy «viene más en camino».
Padre bendito, mi corazón hoy te alaba porque tu misericordia nunca se agota y porque se renueva cada mañana.
*Matthew Henry’s Commentary, Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1961, p. 1029. ** Comentario bíblico adventista, t. 3, p. 727.